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Los acumuladores de energía orgón Revitalización y Envejecimiento
| Investigaciones / Mapa energético humano (último)
De
0 a 19 años:
De 20 a 39 años:
De
40 a 59 años:
Al observar esta secuencia de gráficos uno se pregunta por qué razón no se dividió el primer grupo, el de 0 a 19 años, con la idea de investigar sobre la distribución de la energía en los primeros años de vida. La respuesta es que los explorados de menor edad...¡tenían 14 años al momento de la investigación! Como tendemos a suponer que
la estructura de carácter se va definiendo alrededor de los siete años de
vida, es particularmente importante constatar la evolución de la distribución
energética desde el nacimiento hasta la pubertad con el fin de verificar si la
hipótesis acerca de la etapa en la cual el carácter se conforma es correcta,
así como rastrear hasta los 12 o 13 años su posible estabilidad. Un aspecto que siempre nos interesa es el de los promedios de energía. Veamos cómo se comporta el de los anillos según los grupos de edad:
Coincidiendo con el promedio
los grupos 2 y 3 tienen un patrón de distribución casi idéntico: la energía
es predominante a nivel cefálico (anillos
1 y 2) desciende en el cuello (3)
baja todavía más en el tórax (4)
se topa contra el bloqueo diafragmático (5)
y vuelve a bajar en el abdomen (6) y
la pelvis (7). Esta distribución
contrasta con la de los grupos de menor y de mayor edad. Resumen, Conclusiones y Comentarios sobre el Mapa EnergéticoApenas ahora nos estamos bajando del barco donde hemos navegado en misión de exploración del Planeta-Hombre. Sólo así, con la mirada un poco azorada, podemos contar los acontecimientos y sucesos que hemos presenciado. Tratamos de despojarnos de prejuicios, de "buscar lo que debe estar". Simplemente hemos medido extensamente a treinta personas. En los mismos 251 puntos de acupuntura hemos preguntado acerca de la carga eléctrica de esos puntos, esperando una respuesta elocuente, interesante. Y no hemos sido defraudados. Esperamos que también resulte interesante para quien pase por este material, ya sea por interés, descuido, aburrimiento o necesidad. Pero para nosotros fue una aventura medir, anotar y luego de algún tiempo reunirnos para comenzar a ver qué cosas decían los promedios y los gráficos que íbamos empezando a mirar. Fue como seguir el viaje pero ahora en tierra firme, supuestamente amparados por la tranquilidad que proporcionan las líneas geométricas y los números que disparan los gráficos y las estadísticas. Sabemos que es una seguridad ficticia, pero la entregamos esperando que sirva para algo conocer y compartir estos datos que obtuvimos. Lo real, si tal cosa existe, es que durante la primavera de 1991 nos reunimos para curiosear en la estructura energética de treinta personas, incluidas quienes zarpamos "para ver qué pasaba". Hay mucho material que se ha
sintetizado en gráficos para lograr una captación rápida, visual y casi
intuitiva de la cantidad de hechos
allí resumidos. Es casi hartante mirar tantos gráficos si uno no está
dedicado a este trabajo y tampoco explora paisajes parecidos. Pero hay algo que
lo puede tornar apasionante: tratan de proporcionar una imagen del hombre real
que funciona más allá de las formas anatómicas que vistas desde este barco
resultan ser bastante mentirosas. Y
por otra parte cada uno puede sacar sus propias conclusiones mirándolos, lo
cual resulta mejor que atenerse a Resúmenes Masticados por otros. Está claro para nosotros que sólo se trata de treinta personas correspondientes a un universo limitado: el de la actividad de dos o tres consultorios y amistades o familiares directos de los investigadores. Es necesario ampliar el rango de esta muestra midiendo a personas de diversa condición social y pertenecientes a diversas culturas pero también a especies animales (tanto en condición de cautiverio como en "libertad"), lo cual permitiría cierta generalización de sus resultados. Sin embargo los datos obtenidos son muy coherentes con otros derivados de la observación directa y desprejuiciada de la realidad que nos toca vivir. Podría decirse que la distribución regional de la energía es una indicación fiel de la verdadera Funcionalidad de un ser viviente. Más allá de la anatomía -que sólo puede modificarse en milenios- la fisiología energética indica con precisión qué funciones están siendo prioritadas en desmedro de cuáles otras. No se discuten aquí las causas de tal situación, o al menos no se profundiza extensamente en el tema, pero la Imagen que proporcionan los gráficos permite construir algo así como "la verdad de la forma" ya que en biología la función es primero. Y ésta no guarda estrecha relación con la anatomía, de manera que es bueno preguntarse hacia qué tipo de humano estamos evolucionando. A los efectos de este trabajo no sirve discutir si esto es "bueno" o es "malo": simplemente es así. Tampoco sería útil desmerecer el criterio de elección de esta muestra considerando que se trata de pacientes de consultorio y por lo tanto con diversos grados de significativa alteración. Acerca de esto puede decirse que no todos son "pacientes" en esta muestra, pero también señalar que dentro de este grupo hay diversidad de estructuras patológicas correspondientes a distintos grados de alteración. Por último vale la pena considerar que el llamado homo normalis de nuestra cultura es cualquier cosa menos sano, si por salud se entiende algo más que la cantidad de glucosa en sangre, un hígado sin lesiones groseras y un comportamiento "civilizado". Lo reducido y
"sectorizado" de la muestra no representa un obstáculo para sacar
conclusiones que distan de ser casuales y excepcionales, cuestión que podría
verificarse con facilidad repitiendo esta investigación en otro momento y
distintos lugares. Toda investigación tiene "límites", lo cual es
sabido, pero también posibilidades de descubrir lo que subyace debajo de la
coraza individual y colectiva en la que estamos apresados. En este juego de realidades y apariencias emerge "otra realidad" diferente de la que nuestra adormecida y amaestrada sensorialidad capta sin esfuerzo: la que aquí se exhibe para mostrar que funcionalmente hablando nuestra cabeza ha incurrido en una hipertrofia bastante monstruosa, que nuestro corazón es bastante pobre y que nuestros miembros son apéndices diminutos cada vez más incapacitados para pasar a la acción. Ésta es, por lejos, la conclusión más importante de este trabajo. ¡ En esta muestra la energía utilizada en hacer funcionar "la cabeza" es el 42% de la energía total mientras que el tronco maneja un 32% y las extremidades el 26% ! Es muy asombroso y verdaderamente alarmante pero al mismo tiempo tranquilizador porque permite entender mejor las características del funcionamiento humano que nos ha tocado vivir y proporciona una sólida base de conocimiento anclada en la realidad y no en el desvarío mecanicista o místico. Al menos así tenemos delante de los ojos una visión muchísimo más realista y sabemos sobre qué tierra estamos pisando: más allá de la apariencia deberíamos ver que la cabeza es tres o cuatro veces más grande de lo que parece y los miembros son o tienden a ser apéndices que hasta podrían desaparecer con el tiempo. Es bueno aclarar que este desmedido proceso de cefalización no implica necesariamente mayor grado de inteligencia sino un alto grado de rumiación cerebral, angustia reverberante y estasis energético crónico. Por otro lado habrá que revisar lo que habitualmente se entiende por inteligencia y racionalidad porque no es posible seguir confundiendo "racional" con la lógica instrumental o formal que maneja un sector de la corteza cerebral izquierda e "inteligencia" con esa serie de procedimientos utilitarios (pero no necesariamente útiles) que amenazan con extinguir la vida en el planeta y aseguran la desdicha a la gran mayoría de sus habitantes. En este aspecto es necesario ser muy claros: la investigación se llevó adelante con criterios de observación difíciles de objetar. Si alguien pretende que la metodología no es válida porque los famosos puntos de acupuntura "no existen" o el sistema electrónico que los mide tiene buenas posibilidades de error, entonces habría que retrotraer la discusión a momentos anteriores de nuestra investigación y aclarar que existe buena experiencia mundial y una gran cantidad de trabajos que demuestran lo esencial: en las zonas de la piel donde están ubicados los puntos de acupuntura se registran significativas diferencias en su resistencia eléctrica comparado con los sitios donde no hay puntos. Allí la resistencia disminuye notoriamente lo cual indica que se trata de fronteras de intercambio energético con "el mundo exterior". Otra precisión que cabe
hacer es la relacionada con los criterios para analizar la información. La
ciencia moderna es abrumadoramente mecanicista y contempla desde su alto sitial
las penas y alegrías de los vivientes con una indiferencia y una arrogancia que
lastiman hondo, escudada en la tradicional distinción entre sujeto y objeto, lo
cual le parece garantía de “objetividad”. Ni siquiera los hallazgos de la física
moderna (relativista y cuántica) han logrado por ahora conmover esa falsa
presunción. Lo cual permite realizar una comprobación sorprendente y terrible: los extraterrestres somos nosotros, los humanos que habitamos este planeta. Hemos sido colonizados por
nosotros mismos, somos los responsables de haber orientado esta especie tan
prometedora por un camino letal muy alejado de sus mejores posibilidades.
Ustedes disculparán esta "indebida generalización" que implica
utilizar la pequeña muestra de treinta personas (entre los cuales estamos
incluidos los investigadores) para llegar a conclusiones tan atroces. Pero
lamentablemente estas "conclusiones" están lejos de ser tan
arbitrarias y fantasiosas. Detrás y delante de este trabajo existen otros
avales. Y en realidad sólo nos
estamos limitando a suponer que la simple explicación que tiene la desgracia
colectiva del humano actual reside en el desarrollo de sus
antivalores:
el egoísmo cerval que deviene en explotación social, la falta de "corazón"
que aleja toda posibilidad de verdadero amor y el miedo que desemboca en sumisión
y "produce" una mediocre naturaleza
desvitalizada, sin espíritu de
aventuras y carente de sentimiento poético. Pues bien: todo esto se encuentra "encerrado" en la historia de la construcción del carácter humano actual a cuya viva y verdadera realidad puede accederse estudiando las peculiaridades de su metabolismo energético. Esto sí es un dato cierto, más allá de las palabras y de la apariencia formal. Aquí se está diciendo, por si no quedara claro, que una manera concreta y simple de verificar la estructuración caracterial de un ser humano consiste en medir algunos puntos de acupuntura y luego leer los resultados con un método funcional de pensamiento. No hay otro secreto, salvo que el propio investigador y lector debe también comprometerse en un proceso de cambio que tienda a su propia "humanización" para lograr una visión realista de lo que está investigando. Así será comprensible la razón por la cual la inmensa mayoría de las personas investigadas con este método padece serios desequilibrios en la distribución de su energía. Es bueno aclarar que para arribar a estas conclusiones no es necesario medir tantos puntos: en la práctica médica habitual basta con medir 31 puntos, procedimiento que no demora más de cinco minutos pero que permite arribar a las mismas conclusiones que extendiendo la investigación a los 251 puntos que se eligieron para realizar este trabajo. Pero este es también un
camino de opciones. La mayoría de los acorazados sostendrá
que aún admitiendo
las conclusiones de este estudio "vamos por buen camino" ya que cuanto
más cefalización "mayor inteligencia y racionalidad". Está claro
que aquí ya se trata de proyectos absolutamente antitéticos acerca del
proyecto de hombre que anhelamos y no vamos a perder el tiempo en estúpidas e
inútiles discusiones. Pero no es la única opción. La otra es aceptar que hemos devenido en esto que somos pero es factible cambiar para mejor. Éste no es un lugar para propuestas pero es inevitable plantear los problemas más profundos que se derivan de la investigación para confeccionar un mapa energético, el primitivo motivo de este trabajo. Sigamos, a ver qué otras cosas podemos encontrar en este paisaje además del humanoide hipercefalizado de corazón congelado y casi paralítico. Comentarios sobre la medición de las zonasCuando diseñamos este
trabajo pensamos en los criterios que utilizaríamos para seleccionar los puntos
de acupuntura a fin de confeccionar nuestro mapa energético del organismo
humano. Elegimos dos: uno que implicara una buena distribución de los puntos a
lo largo de su meridiano (algunos meridianos tienen menos de diez puntos y otros
más de cuarenta) y otro que fuera útil para investigar la concentración de
energía en los distintos sectores de la economía orgánica. Entonces
"dividimos" al campo energético humano en distintas zonas y subzonas.
Comenzaremos por las zonas, que son siete:
Podemos consultar la tabla y el gráfico correspondiente para constatar que la Cabeza y el Cuello funcionan como alta torre desde donde se vigila y maneja al resto del sistema con excepción del Abdomen, mientras la región del Tórax ( ¡el Corazón del Hombre!) está previsiblemente más abajo, acompañado por las zonas efectoras: los Miembros Superiores e Inferiores, cuyos promedios son casi la mitad del de nuestra fantástica cabeza. Los comentarios sobran porque serían casi una repetición de los anteriores. En
la tabla de Datos Generales
encontramos datos sumamente valiosos relacionados con la relación
equilibrio/desequilibrio de esta población. Precisamente la
columna CV (el coeficiente de
variación, que relaciona el promedio con la
desviación estándar) funciona como indicador de esta importante característica
funcional. Los datos que proporciona la medición de los Anillos no desentonan en esta dudosa sinfonía: la energía disminuye sin piedad desde la cabeza a la pelvis, tal cual puede verse en el simple gráfico de columnas. Aquí aparece en toda su magnitud el drama del Hombre Bloqueado: gran concentración energética en los anillos cefálicos (ocular y oral) y dos diques de contención-bloqueo: los anillos 3 (cervical) y 5 (diafragmático) que dificultan la percepción y expresión de los sentimientos y las emociones vegetativas. La energía transita bajamente desde las manos hasta los codos, donde experimenta un salto bastante brusco, bastante mas suave en los miembros inferiores, donde va subiendo en pendiente más suave hasta llegar a la cadera. De cualquier manera es interesante observar que según nuestro estudio las dos subzonas más bajas del organismo corresponden a los segmentos distales de ambos miembros, siendo los promedios de los tobillos y las muñecas los más bajos del organismo. ¿ Será que una gran "flexibilidad" como la que corresponde a estos lugares de mucho y sutil movimiento se corresponde con cierta "debilidad" ? No es un tema menor y merece algún comentario. Desde una perspectiva funcionalista es necesario correlacionar estos valores con los del resto para observar que en las dos subzonas de referencia (codo a mano, rodilla a pie) no hay más remedio que moverse, lo cual contrasta con el tono más bien rígido del conjunto. Pero justamente se trata de "las partes" que concretan una aproximación y contacto con "el mundo exterior", de manera que su bajo promedio se explica perfectamente por las características generales del biosistema: demasiada rumiación cefálica y escaso movimiento de aproximación y contacto. Al mismo tiempo es imposible no recordar la hipótesis de la acupuntura acerca de la importancia decisiva de estas regiones, donde localiza (entre codos y manos, desde las rodillas a los pies) los puntos de mayor potencia para modificar la distribución de la energía: los famosos puntos Su, los grandes resonadores. Un ejemplo perfecto de la sabiduría dialéctica de los maestros de la acupuntura: desde el lugar mas débil es posible modificar los aspectos más rígidos del bloque central, o lo que es lo mismo: la estructura del sistema. Sobre sexo y edadComo en otras investigaciones vuelve a aparecer un predominio energético de los hombres sobre las mujeres, 106 y 82 respectivamente. En esta variedad del ballotage los porcentajes son 56.4% "contra" 43.6%. Y de nuevo es muy difícil explicarlo, aunque podría ser una consecuencia de tanto patriarcado machista. ¿Y si fuera la causa? El tema está abierto. Se expusieron tablas y gráficos que dan cuenta de la distribución energética por zonas en ambos sexos: son prácticamente idénticas. En cambio la distribución por anillos indica algo más de equilibrio en el caso de los hombres. La mitología estándar consistente en suponer que en las mujeres "hay menos cabeza y más corazón que en los hombres" no estará muy de acuerdo con los resultados de esta investigación, donde aparece exactamente lo contrario. ¿Será otro develamiento o simple casualidad? Se necesitan otros exploradores del cosmos humano para verificarlo... En cuanto a la edad se confirman las suposiciones ligadas a la disminución creciente de la energía a medida que se navega por la vida. El gráfico es muy ilustrativo al respecto: allí puede observarse este fenómeno, que por otra parte aparece en todas las estadísticas de nuestra base de datos. Tampoco se puede decir que "el paso del tiempo" es indiferente a la distribución de la energía, ya que en los mapeos de zonas puede registrarse un perfil muy parecido en los dos primeros grupos etarios (de 0 a 19 el primero, de 20 a 39 años el segundo): predominio cefálico-abdominal. El grupo de 40 a 59 años muestra el inevitable predominio de "la cabeza" pero el resto de las zonas tiene promedios bastante parejos. Los datos de las únicas
dos personas de más de 60 años es bastante sorprendente por el notorio
equilibrio que manifiesta pero es necesario volver a aclarar que son personas
bastante atípicas, donde el proceso de envejecimiento es un suave declinar de
las funciones y predomina esa exótica condición que podría llamarse
"salud". Uno se pregunta si la evolución de la distribución energética que puede observarse en este trabajo no guarda estrecha relación con los fenómenos de "pelea y ubicación" en los dos primeros grupos, "desarrollo de un proyecto" en el tercero y "calma del espíritu" en el cuarto. Es interesante comprobar que los gráficos de los anillos se corresponden en líneas generales con los de las zonas, lo cual implica una buena ventaja práctica a la hora de investigar la energía con fines terapéuticos ya que los anillos se verifican con sólo siete puntos y las zonas requieren muchos más.
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