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Investigaciones / Mapa energético humano (último)

  Anillos y grupos por edad  

De 0 a 19 años:

Anillo

Promedio

Uno

156

Dos

162

Tres

137

Cuatro

97

Cinco

106

Seis

107

Siete

121

Promedio

126

 

De 20 a 39 años:

Anillos

Promedio

Uno

137

Dos

138

Tres

107

Cuatro

90

Cinco

111

Seis

99

Siete

98

Promedio

111

 

De 40 a 59 años:

Anillos

Promedio

Uno

148

Dos

149

Tres

112

Cuatro

101

Cinco

109

Seis

91

Siete

88

Promedio

114


Y por último, los anillos del grupo de 60 y más años:

Anillos

Promedio

Uno

92

Dos

102

Tres

92

Cuatro

75

Cinco

95

Seis

87

Siete

80

Promedio

89

Al observar esta secuencia de gráficos uno se pregunta por qué razón no se dividió el primer grupo, el de 0 a 19 años, con la idea de investigar sobre la distribución de la energía en los primeros años de vida. La respuesta es que los explorados de menor edad...¡tenían 14 años al momento de la investigación!

Como tendemos a suponer que la estructura de carácter se va definiendo alrededor de los siete años de vida, es particularmente importante constatar la evolución de la distribución energética desde el nacimiento hasta la pubertad con el fin de verificar si la hipótesis acerca de la etapa en la cual el carácter se conforma es correcta, así como rastrear hasta los 12 o 13 años su posible estabilidad. 

Ahora sigamos con la información disponible dejando para otra investigación la importante cuestión del devenir energético durante los primeros años de vida, aunque es bueno aclarar que tales investigaciones existen: la información está disponible en Diagnos: estadística de 2580 mediciones, Diagnos/ México: estadística de 806 mediciones y Anillos: estadística de 1305 mediciones.

Un aspecto que siempre nos interesa es el de los promedios de energía. Veamos cómo se comporta el de los anillos según los grupos de edad:


Está claro que la energía tiende a descender en "la dirección del tiempo" también cuando se obtienen los promedios de los anillos: la tendencia es manifiesta aún cuando el grupo de 40 a 59 años está ligeramente elevado respecto del anterior, aunque no significativamente.

Coincidiendo con el promedio los grupos 2 y 3 tienen un patrón de distribución casi idéntico: la energía es predominante a nivel cefálico (anillos 1 y 2) desciende en el cuello (3) baja todavía más en el tórax (4) se topa contra el bloqueo diafragmático (5) y vuelve a bajar en el abdomen (6) y la pelvis (7). Esta distribución contrasta con la de los grupos de menor y de mayor edad. 

En el primero podemos ver que el bloqueo hipo-orgonótico del tórax (4) ya está claramente instalado, el diafragma (5) todavía no se ha constituido en dique de contención, y el segmento pelviano se encuentra relativamente bien cargado. Pero en este grupo, el de 0 a 19 años, ya aparecen excesivamente cargados los dos primeros anillos. 

El último grupo, el de mayor edad, tiene una distribución ondulante, pero llama la atención que su dibujo sea el más equilibrado de todos. No obstante también aquí el anillo 4 es el más bajo, lo cual parece ser una constante en todos los grupos: el centro del hombre, su vida emocional, es la menos ejercida de la funciones bioenergéticas básicas.

 

 Resumen, Conclusiones y Comentarios sobre el Mapa Energético

Apenas ahora nos estamos bajando del barco donde hemos navegado en misión de exploración del Planeta-Hombre. Sólo así, con la mirada un poco azorada, podemos contar los acontecimientos y sucesos que hemos presenciado.

Tratamos de despojarnos de prejuicios, de "buscar lo que debe estar". Simplemente hemos medido extensamente a treinta personas. En los mismos 251 puntos de acupuntura hemos preguntado acerca de la carga eléctrica de esos puntos, esperando una respuesta elocuente, interesante.

Y no hemos sido defraudados. Esperamos que también resulte interesante para quien pase por este material, ya sea por interés, descuido, aburrimiento o necesidad.

Pero para nosotros fue una aventura medir, anotar y luego de algún tiempo reunirnos para comenzar a ver qué cosas decían los promedios y los gráficos que íbamos empezando a mirar. Fue como seguir el viaje pero ahora en tierra firme, supuestamente amparados por la tranquilidad que proporcionan las líneas geométricas y los números que disparan los gráficos y las estadísticas. Sabemos que es una seguridad ficticia, pero la entregamos esperando que sirva para algo conocer y compartir estos datos que obtuvimos. Lo real, si tal cosa existe, es que durante la primavera de 1991 nos reunimos para curiosear en la estructura energética de treinta personas, incluidas quienes zarpamos "para ver qué pasaba".

Hay mucho material que se ha sintetizado en gráficos para lograr una captación rápida, visual y casi intuitiva de la cantidad de  hechos allí resumidos. Es casi hartante mirar tantos gráficos si uno no está dedicado a este trabajo y tampoco explora paisajes parecidos. Pero hay algo que lo puede tornar apasionante: tratan de proporcionar una imagen del hombre real que funciona más allá de las formas anatómicas que vistas desde este barco resultan ser bastante mentirosas.   Y por otra parte cada uno puede sacar sus propias conclusiones mirándolos, lo cual resulta mejor que atenerse a Resúmenes Masticados por otros.

Desde la perpectiva de la acupuntura tradicional china y del funcionalismo orgonómico la lectura de estos gráficos orienta en dirección de verificar que vivimos un mundo de apariencias cuya realidad más profunda requiere un OPERATIVO DEVELAMIENTO. A lo largo, ancho y denso de la evolución de los organismos vivientes fue desarrollándose una Forma o Anatomía primitivamente correspondiente a la función, pero la utilización concreta de las respectivas funciones (tal cual demuestra la historia de las especies) logra modificar la primitiva anatomía, sólo que en largos períodos  de tiempo. 

Una manera de comprobar si las proporciones de la Forma se corresponden con las de la Función consiste en estudiar la energía que se moviliza en cada sector del sistema vivo. En el caso de este trabajo se ha optado por investigar la intensidad de la corriente eléctrica que pasa por los puntos de acupuntura asumiendo que se trata de una suerte de "traducción eléctrica" de la Energía Orgónica, cuyas propiedades son más vastas y profundamente significativas que las de la sola electricidad. El problema es que todavía no podemos medirla directamente y por esa razón se ha elegido su versión eléctrica, que sí es fácilmente medible.

Está claro para nosotros que sólo se trata de treinta personas correspondientes a un universo limitado: el de la actividad de dos o tres consultorios y amistades o familiares directos de los investigadores. Es necesario ampliar el rango de esta muestra midiendo a personas de diversa condición social y pertenecientes a diversas culturas pero también a especies animales (tanto en condición de cautiverio como en "libertad"), lo cual permitiría cierta generalización de sus resultados. Sin embargo los datos obtenidos son muy coherentes con otros derivados de la observación directa y desprejuiciada de la realidad que nos toca vivir.

Podría decirse que la distribución regional de la energía es una indicación fiel de la verdadera Funcionalidad de un ser viviente. Más allá de la anatomía -que sólo puede modificarse en milenios- la fisiología energética indica con precisión qué funciones están siendo prioritadas en desmedro de cuáles otras. No se discuten aquí las causas de tal situación, o al menos no se profundiza extensamente en el tema, pero la Imagen que proporcionan los gráficos permite construir algo así como "la verdad de la forma" ya que en biología la función es primero. Y ésta no guarda estrecha relación con la anatomía, de manera que es bueno preguntarse hacia qué tipo de humano estamos evolucionando. A los efectos de este trabajo no sirve discutir si esto es "bueno" o es "malo": simplemente es así.

Tampoco sería útil desmerecer el criterio de elección de esta muestra considerando que se trata de pacientes de consultorio y por lo tanto con diversos grados de significativa alteración. Acerca de esto puede decirse que no todos son "pacientes" en esta muestra, pero también señalar que dentro de este grupo hay diversidad de estructuras patológicas correspondientes a distintos grados de alteración. Por último vale la pena considerar que el llamado homo normalis de nuestra cultura es cualquier cosa menos sano, si por salud se entiende algo más que la cantidad de glucosa en sangre,  un hígado sin lesiones groseras y un comportamiento "civilizado".

Lo reducido y "sectorizado" de la muestra no representa un obstáculo para sacar conclusiones que distan de ser casuales y excepcionales, cuestión que podría verificarse con facilidad repitiendo esta investigación en otro momento y distintos lugares. Toda investigación tiene "límites", lo cual es sabido, pero también posibilidades de descubrir lo que subyace debajo de la coraza individual y colectiva en la que estamos apresados.

En este juego de realidades y apariencias emerge "otra realidad" diferente de la que nuestra adormecida y amaestrada sensorialidad capta sin esfuerzo: la que aquí se exhibe para mostrar que funcionalmente hablando nuestra cabeza ha incurrido en una hipertrofia bastante monstruosa, que nuestro corazón es bastante pobre y que nuestros miembros son apéndices diminutos cada vez más incapacitados para pasar a la acción.     

Ésta es, por lejos, la conclusión más importante de este trabajo.

¡ En esta muestra la energía utilizada en hacer funcionar "la cabeza" es el 42% de la energía total mientras que el tronco maneja un 32% y las extremidades el 26% !

Es muy asombroso y verdaderamente alarmante pero al mismo tiempo tranquilizador porque permite entender mejor las características del funcionamiento humano que nos ha tocado vivir y proporciona una sólida base de conocimiento anclada en la realidad y no en el desvarío mecanicista o místico.

Al menos así tenemos delante de los ojos una visión muchísimo más realista y sabemos sobre qué tierra estamos pisando: más allá de la apariencia deberíamos ver que la cabeza es tres o cuatro veces más grande de lo que parece y los miembros son o tienden a ser apéndices que hasta podrían desaparecer con el tiempo.

Es bueno aclarar que este desmedido proceso de cefalización no implica necesariamente mayor grado de inteligencia sino un alto grado de rumiación cerebral, angustia reverberante y estasis energético crónico. Por otro lado habrá que revisar lo que habitualmente se entiende por inteligencia y racionalidad porque no es posible seguir confundiendo "racional" con la lógica instrumental o formal que maneja un sector de la corteza cerebral izquierda e "inteligencia" con esa serie de procedimientos utilitarios (pero no necesariamente útiles) que amenazan con extinguir la vida en el planeta y aseguran la desdicha a la gran mayoría de sus habitantes.

En este aspecto es necesario ser muy claros: la investigación se llevó adelante con criterios de observación difíciles de objetar. Si alguien pretende que la metodología no es válida porque los famosos puntos de acupuntura "no existen" o el sistema electrónico que los mide tiene buenas posibilidades de error, entonces habría que retrotraer la discusión a momentos anteriores de nuestra investigación y aclarar que existe buena experiencia mundial y una gran cantidad de trabajos que demuestran lo esencial: en las zonas de la piel donde están ubicados los puntos de acupuntura se registran significativas diferencias en su resistencia eléctrica comparado con los sitios donde no hay puntos. Allí la resistencia disminuye notoriamente lo cual indica que se trata de fronteras de intercambio energético con "el mundo exterior".

Otra precisión que cabe hacer es la relacionada con los criterios para analizar la información. La ciencia moderna es abrumadoramente mecanicista y contempla desde su alto sitial las penas y alegrías de los vivientes con una indiferencia y una arrogancia que lastiman hondo, escudada en la tradicional distinción entre sujeto y objeto, lo cual le parece garantía de “objetividad”. Ni siquiera los hallazgos de la física moderna (relativista y cuántica) han logrado por ahora conmover esa falsa presunción. 

Así como lo que no aparece por televisión carece de existencia real, lo que no es legitimado por el establishment científico es desestimado como desecho sin siquiera criticarlo desde su propia operatoria. Las razones no son tan inocentes: quienes dirigen esta sórdida operación están comprometidos con el proyecto de hombre que, justamente, aparece con bastante claridad en esta investigación. En esta estructuración tan desequilibrada habrá que buscar una explicación verdaderamente profunda de la crisis por la que transita nuestra especie.

Si muchos hombres y mujeres sensibles -especialmente los artistas- han detectado este problema, aquí aparece revelado con claridad en la simple figura humana que se dibuja más allá de las apariencias: un humanoide parecido a los personajes extraterrestres de las películas, con una cabezota desmesurada, tronco más pequeño que el "que se ve" y miembros diminutos, casi pequeñas aletas.

Lo cual permite realizar una comprobación sorprendente y terrible: los extraterrestres somos nosotros, los humanos que habitamos este planeta.

Hemos sido colonizados por nosotros mismos, somos los responsables de haber orientado esta especie tan prometedora por un camino letal muy alejado de sus mejores posibilidades. Ustedes disculparán esta "indebida generalización" que implica utilizar la pequeña muestra de treinta personas (entre los cuales estamos incluidos los investigadores) para llegar a conclusiones tan atroces. Pero lamentablemente estas "conclusiones" están lejos de ser tan arbitrarias y fantasiosas. Detrás y delante de este trabajo existen otros avales. 

Por ejemplo: la observación clínica de los pacientes de este equipo y la base de datos de mi consultorio con casi tres mil mediciones de puntos (a mayo de 1995) que revelan exactamente las mismas características. Pero el aval más importante que tiene esta investigación se encuentra en la observación de lo que ocurre en el planeta que habitamos, donde la felicidad parece una meta imposible o un estado del ser cada vez más utópico. Es más: el sólo mencionar esa palabra puede originar un coro de sórdidas sonrisas y miradas cómplices entre quienes están enfermos de acorazamiento crónico y hasta podrían encerrarnos en la cárcel o en un manicomio para que no jodamos más.

Y en realidad sólo nos estamos limitando a suponer que la simple explicación que tiene la desgracia colectiva del humano actual reside en el desarrollo de sus antivalores: el egoísmo cerval que deviene en explotación social, la falta de "corazón" que aleja toda posibilidad de verdadero amor y el miedo que desemboca en sumisión y "produce" una mediocre naturaleza desvitalizada, sin espíritu de aventuras y carente de sentimiento poético. 

La infraestructura de tales calamidades está inscripta en la estructura de su carácter, acorazado y bloqueado. Y es esto lo que puede estudiarse en la distribución que el humano hace de su energía, lo cual explica la gráfica del humanoide que supimos conseguir a lo largo de la historia. Entrampado desde antes del nacimiento, durante el embarazo, este mismo humano babeante y "naturalmente" deseoso de vivir en los verdaderos valores (amor, trabajo, conocimiento) se acorazará rápidamente para defenderse del doble mensaje oficial: la crueldad real disfrazada por bonitas y falsas palabras. 

De allí en más construirá un carácter más o menos reactivo y se adaptará para no correr la suerte de los rebeldes que pugnan por salir de la trampa y para quienes está reservada una serie de perversos castigos que van desde la difamación y la "acusación" de locura hasta la simple y llana eliminación física.

Pues bien: todo esto se encuentra "encerrado" en la historia de la construcción del carácter humano actual a cuya viva y verdadera realidad puede accederse estudiando las peculiaridades de su metabolismo energético. Esto sí es un dato cierto, más allá de las palabras y de la apariencia formal. Aquí se está diciendo, por si no quedara claro, que una manera concreta  y simple de verificar la estructuración caracterial de un ser humano consiste en medir algunos puntos de acupuntura y luego leer los resultados con un método funcional de pensamiento.

No hay otro secreto, salvo que el propio investigador y lector debe también comprometerse en un proceso de cambio que tienda a su propia "humanización" para lograr una visión realista de lo que está investigando.

Así será comprensible la razón por la cual la inmensa mayoría de las personas investigadas con este método padece serios desequilibrios en la distribución de su energía. Es bueno aclarar que para arribar a estas conclusiones no es necesario medir tantos puntos: en la práctica médica habitual basta con medir 31 puntos, procedimiento que no demora más de cinco minutos pero que permite arribar a las mismas conclusiones que extendiendo la investigación a los 251 puntos que se eligieron para realizar este trabajo.

Pero este es también un camino de opciones. La mayoría de los acorazados sostendrá que aún admitiendo las conclusiones de este estudio "vamos por buen camino" ya que cuanto más cefalización "mayor inteligencia y racionalidad". Está claro que aquí ya se trata de proyectos absolutamente antitéticos acerca del proyecto de hombre que anhelamos y no vamos a perder el tiempo en estúpidas e inútiles discusiones. 




Simplemente vamos a advertir que por este camino estamos construyendo un humano acorazado ante la realidad externa pero especialmente ante sus propias emociones, que no puede soportar. Este camino esta muy avanzado y transitado, tanto que el tal humanoide extraterrestre ya existe en nosotros. Es el mismo que está asesinando y degradando la vida poniéndose a tiro del suicidio masivo porque su "naturaleza" lo impulsa a odiar la vida en la misma medida que no puede vivirla. Es un hombre alejado años luz de lo mejor de su propia naturaleza.

Pero no es la única opción. La otra es aceptar que hemos devenido en esto que somos pero es factible cambiar para mejor. Éste no es un lugar para propuestas pero es inevitable plantear los problemas más profundos que se derivan de la investigación para confeccionar un mapa energético, el primitivo motivo de este trabajo.

Sigamos, a ver qué otras cosas podemos encontrar en este paisaje además del humanoide hipercefalizado de corazón congelado y casi paralítico.

Comentarios sobre la medición de las zonas

Cuando diseñamos este trabajo pensamos en los criterios que utilizaríamos para seleccionar los puntos de acupuntura a fin de confeccionar nuestro mapa energético del organismo humano. Elegimos dos: uno que implicara una buena distribución de los puntos a lo largo de su meridiano (algunos meridianos tienen menos de diez puntos y otros más de cuarenta) y otro que fuera útil para investigar la concentración de energía en los distintos sectores de la economía orgánica. Entonces "dividimos" al campo energético humano en distintas zonas y subzonas. Comenzaremos por las zonas, que son siete:
   

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   Cabeza

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   Cuello

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   Tórax

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   Abdomen

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   Espalda

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   Miembro Superior

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   Miembro Inferior

Podemos consultar la tabla y el gráfico correspondiente para constatar que la Cabeza y el Cuello funcionan como alta torre desde donde se vigila y maneja al resto del sistema con excepción del Abdomen, mientras la región del Tórax ( ¡el Corazón del Hombre!) está previsiblemente más abajo, acompañado por las zonas efectoras: los Miembros Superiores e Inferiores, cuyos promedios son casi la mitad del de nuestra fantástica cabeza.

Los comentarios sobran porque serían casi una repetición de los anteriores.

En la tabla de Datos Generales encontramos datos sumamente valiosos relacionados con la relación equilibrio/desequilibrio de esta población. Precisamente la columna CV (el coeficiente de variación, que relaciona el promedio con la desviación estándar) funciona como indicador de esta importante característica funcional. 

Y si bien supone una extrapolación respecto de este trabajo puede asegurarse que de acuerdo a la experiencia clínica de trece años consistente en medir, tratar pacientes y volver a medirlos, estos datos indican una clara situación de desequilibrio, especialmente en los valores de los meridianos.

Los datos que proporciona la medición de los Anillos no desentonan en esta dudosa sinfonía:  la energía disminuye sin piedad desde la cabeza a la pelvis, tal cual puede verse en el simple gráfico de columnas. Aquí aparece en toda su magnitud el drama del Hombre Bloqueado: gran concentración energética en los anillos cefálicos (ocular y oral) y dos diques de contención-bloqueo: los anillos 3 (cervical) y 5 (diafragmático) que dificultan la percepción y expresión de los sentimientos y las emociones vegetativas.

  Sobre las subzonas

La energía transita bajamente desde las manos hasta los codos, donde experimenta un  salto bastante brusco, bastante mas suave en los miembros inferiores, donde va subiendo en pendiente más suave hasta llegar a la cadera. De cualquier manera es interesante observar que según nuestro estudio las dos subzonas más bajas del organismo corresponden a los segmentos distales de ambos miembros, siendo los promedios de los tobillos y las muñecas los más bajos del organismo. ¿ Será que una gran "flexibilidad" como la que corresponde a estos lugares de mucho y sutil movimiento se corresponde con cierta "debilidad" ?

No es un tema menor y merece algún comentario. Desde una perspectiva funcionalista es necesario correlacionar estos valores con los del resto para observar que en las dos subzonas de referencia (codo a mano, rodilla a pie) no hay más remedio que moverse, lo cual contrasta con el tono más bien rígido del conjunto. Pero justamente se trata de "las partes" que concretan una aproximación y contacto con "el mundo exterior", de manera que su bajo promedio se explica perfectamente por las características generales del biosistema: demasiada rumiación cefálica y escaso movimiento de aproximación y contacto.

Al mismo tiempo es imposible no recordar la hipótesis de la acupuntura acerca de la importancia decisiva de estas regiones, donde localiza (entre codos y manos, desde las rodillas a los pies) los puntos de mayor potencia para modificar la distribución de la energía: los famosos puntos Su, los grandes resonadores. Un ejemplo perfecto de la sabiduría dialéctica de los maestros de la acupuntura: desde el lugar mas débil es posible modificar los aspectos más rígidos del bloque central, o lo que es lo mismo: la estructura del sistema.

Sobre sexo y edad

Como en otras investigaciones vuelve a aparecer un predominio energético de los hombres sobre las mujeres, 106 y 82 respectivamente. En esta variedad del ballotage los porcentajes son 56.4% "contra" 43.6%. Y de nuevo es muy difícil explicarlo, aunque podría ser una consecuencia de tanto patriarcado machista. ¿Y si fuera la causa?

El tema está abierto.

Se expusieron tablas y gráficos que dan cuenta de la distribución energética por zonas en ambos sexos: son prácticamente idénticas. En cambio la distribución por anillos indica algo más de equilibrio en el caso de los hombres. La mitología estándar consistente en suponer que en las mujeres "hay menos cabeza y más corazón que en los hombres" no estará muy de acuerdo con los resultados de esta investigación, donde aparece exactamente lo contrario. ¿Será otro develamiento o simple casualidad? Se necesitan otros exploradores del cosmos humano para verificarlo...

En cuanto a la edad se confirman las suposiciones ligadas a la disminución creciente de la energía a medida que se navega por la vida. El gráfico es muy ilustrativo al respecto: allí puede observarse este fenómeno, que por otra parte aparece en todas las estadísticas de nuestra base de datos.

Tampoco se puede decir que "el paso del tiempo" es indiferente a la distribución de la energía, ya que en los mapeos de zonas  puede registrarse un perfil muy parecido en los dos primeros grupos etarios (de 0 a 19 el primero, de 20 a 39 años el segundo): predominio cefálico-abdominal. El grupo de 40 a 59 años muestra el inevitable predominio de "la cabeza" pero el resto de las zonas tiene promedios bastante parejos.

Los datos de las únicas dos personas de más de 60 años es bastante sorprendente por el notorio equilibrio que manifiesta pero es necesario volver a aclarar que son personas bastante atípicas, donde el proceso de envejecimiento es un suave declinar de las funciones y predomina esa exótica condición que podría llamarse "salud". 

Justamente es necesario destacarlo porque más allá de no ser un subgrupo etario demasiado representativo alcanza para decir que es posible envejecer con dignidad. Las grandes batallas de la vida han pasado y ahora es factible alcanzar la paz y el equilibrio aunque es inevitable preguntarse ¿cómo habrían sido las mediciones de estas personas hace veinte, treinta y cuarenta años?

Uno se pregunta si la evolución de la distribución energética que puede observarse en este trabajo no guarda estrecha relación con los fenómenos de "pelea y ubicación" en los dos primeros grupos, "desarrollo de un proyecto" en el tercero y "calma del espíritu" en el cuarto.

Es interesante comprobar que los gráficos de los anillos se corresponden en líneas generales con los de las zonas, lo cual implica una buena ventaja práctica a la hora de investigar la energía con fines terapéuticos ya que los anillos se verifican con sólo siete puntos y las zonas requieren muchos más.



Comentario final sobre El Mapa Energético

Hemos hecho este viaje a lo profundo del ser de treinta personas a partir de su superficie. Sólo investigamos algunas características bioeléctricas de ciertas áreas de la piel que la tradición china llama "puntos de acupuntura".

Intentamos descifrar la verdadera funcionalidad de estas personas más allá de su apariencia y encontramos algo bastante perturbador: la apariencia no se corresponde con la existencia o verdadera concentración de energía registrada en las distintas áreas o zonas del organismo humano. 

Es como decir que parecemos una cosa y somos otra. 

Durante el período que demandó el análisis de las mediciones se cruzaron varias imágenes ilustrativas de lo que sentíamos a medida que iban apareciendo las figuras verdaderas, las figuras de la fisiología contra las estereotipadas y estáticas imágenes de la anatomía. Una de estas imágenes es la comparación entre los fantásticos bocetos del David de Miguel Angel y la apariencia del cinematográfico ExtraTerrestre, cuyo creador se revela como un cronista de la verdadera naturaleza humana, al menos de la que nos toca "protagonizar".

La otra imagen persistente y consistente es la del mágico procedimiento fotográfico, de ese instante prodigioso en el que un simple papel metido en la cubeta del revelador empieza a llenarse de líneas y diversos tonos de gris que antes  no existían. La diferencia es que el negativo ubicado en la ampliadora no parecía tener esas características. Delante nuestro iba apareciendo un humano muy diferente del que registran nuestros sentidos, más habituados a verificar la Forma Aparente que el Funcionamiento Real.

Entonces aparecen las preguntas.

¿ Por qué no podemos percibir sino sólo la apariencia de los fenómenos ?

¿ Nuestro método de investigación proporciona información valedera ?

¿ El desarrollo de nuestra sensorialidad está dirigido a la manipulación "práctica" del entorno y no a la percepción de la riqueza energética en la cual verdaderamente existimos ?

¿ No serán algunos artistas, supuestamente especialistas en la Forma, los que están informando acerca de lo que realmente está sucediendo con la especie humana ?

¿ No será la denostada "percepción extrasensorial" el camino de la simple pero profunda percepción ?

¿ Cuándo y cómo se montó la red oficial de percepción mentirosa que nos impide percibir con sencillez la verdadera naturaleza de nuestro funcionamiento ?

¿ No será que nuestro aparato perceptivo funciona de manera similar al de un caballo con anteojeras, donde este adminículo esta constituido por un programa de interpretación prejuiciosa que nos obliga a ver lo que nos dijeron que debemos ver para no ser expulsados del Paraíso ?

¿ Es en realidad una construcción cultural la que maneja nuestra sensorialidad ?

¿ Por qué Vincent Van Gogh pintaba la energía,   y fue declarado loco ?

¿ Estamos de acuerdo con este modelo de desarrollo humano que inevitablemente está produciendo una especie diferente tipo contranatura ?

¿ No es, acaso, el avanzado proceso de Sociosis (degeneración social) lo que podría explicar el monstruito que aparece en nuestra cubeta de revelado ?

¿ No explica suficientemente el macrocéfalo al pedo que supimos conseguir las características asombrosamente "inhumanas" de la civilización contemporánea ?

¿ Cómo es posible construir un camino con corazón, como proponen los mejores exponentes de la especie humana, si el corazón del hombre no tiene la energía suficiente, si su fantástica potencialidad se utiliza preponderantemente para sacar "pequeñas ventajas" contra los otros humanos y el resto de los vivientes ?

¿ Cómo desmontar la mentira oficial que manipula el miedo para producir en serie pequeños seres asustados, espantosos rumiadores cefálicos imposibilitados de amar ?  

¿ Cuándo aparecerá otro grupo de exploradores que confirme o no estos hallazgos ?

Buenos Aires, octubre de 1995


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