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La manta de orgón
La medicina moderna
Andropausia
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Los Riñones del General Invierno
¿Qué significado tiene el
invierno desde el punto de vista de la salud?
¿Con qué órganos y características personales se relaciona?
Es
inevitable: el frío del invierno empuja para adentro, al interior de la casa, al
interior del ser. Así como el verano invita al afuera, casi ostentosamente, el
invierno incita a guardarse en lugares abrigados para cuidar el calor y no
permitir que el organismo corra el riesgo de sufrir las consecuencias del frío.
Y entre ellas la peor: el congelamiento que equivale a la muerte. Es notable la
importancia del clima, no deja de sorprender la manera tan clara en la que nos
diseña la vida, la conducta, las expectativas.
Pero
basta que uno lo diga para advertir, casi en cualquier interlocutor, una mirada
de sorpresa: ¿desde cuándo, en nuestra eficiente civilización, puede ser tan
gravitante un acontecimiento natural? Sin embargo es suficiente mirar con
atención el comportamiento de otros animales y de las plantas para darse cuenta:
todos los vivientes tienen claras conductas adaptativas a las variaciones, a
veces insignificantes, de temperatura, presión atmosférica, humedad y
características del viento. Pueden salir a buscar alimento, pueden acurrucarse y
quedar quietos, pueden buscar asilo si la cosa viene muy difícil o, simplemente,
pueden desplegarse con alegría y salir a pasear o abrir los pétalos para
disfrutar del sol y embellecer el lugar adónde viven.
Por
ejemplo: si uno necesita información acerca de la conveniencia o no de tomar
sol, debe consultar al perro más cercano. Él, con su conducta, te indicará lo
mejor. Imposible saber con qué sistema satelital está conectado o cómo logró
acceso a los indicadores de radiación ultravioleta, pero seguro que sabrá, sin
preguntarle a nadie, si en ese preciso instante es bueno estar a la sombra o al
sol. Y después de hacer lo mismo que él, seguramente la mejor opción, no está de
más que se lo agradezcas, lo cual probablemente termine con un agitar de cola.
Por si
uno todavía tuviera dudas acerca del tema, es bueno recordar lo que ocurrió en
el espantoso tsunami de 2004, el de Indonesia y alrededores: los únicos que se
salvaron fácil fueron los animales “salvajes”, que “adivinaron” lo que se venía
y huyeron hacia el interior de tierra firme un tiempo antes que la costa
desapareciera tragada por el agua. Investigaciones posteriores no lograron
encontrar que ninguno de esos ejemplares tuviera un doctorado en climatología o
catástrofes naturales: puedo asegurarlo después de haberme tomado el trabajo de
revisar todas las fuentes posibles.
¿Qué
es el invierno?
Si uno
insiste con el noble deporte de la etimología, encuentra algo raro en relación
al invierno: las definiciones giran alrededor de señalar que consiste en una
especie de preparación para la primavera. (Significa: “hacia la primavera). Es
extraño: como si no tuviera entidad propia o valor en sí mismo. Nadie parece
reparar en su belleza intrínseca, como si fuera un mal trago que simplemente hay
que digerir y traspasar. Como contrapartida, nunca verán que el verano se defina
como “la estación que prepara al otoño”. Y siempre lo mismo: blanco o negro,
luminoso u oscuro, vivo o muerto.
Está
claro que hay algunas razones, y una muy importante asociada a la historia
humana: el frío y las hambrunas han sido causa de extinción en numerosas
oportunidades. Hasta hace muy poco hubo, en sociedades que ahora disfrutan la
posibilidad de calefaccionarse fácil, enfermedades y muertes masivas, producto
del frío, mucha veces extremo. (Es el caso de las sociedades escandinavas, por
ejemplo). Y es seguro que tal información ha quedado guardada, no en el
fantasioso “inconsciente colectivo”, si no en una concreta e indiscutible
estructura neural: la amígdala cerebral. (Lo mismo ocurre con el rechazo a
víboras y arañas, entre otros asuntos).
Y este
conocimiento ya nos deja en los arrabales de otro: el invierno está asociado al
miedo, en el sistema de correspondencias de la medicina tradicional china. En
este caso no hay dudas que existe cierta racionalidad en el rechazo al invierno
y su frío característico. No ocurre lo mismo con otro fenómeno climático, como
es el caso de la lluvia, denostado por los informadores climáticos, comentadores
improvisados de toda laya, señoras de barrio, colectiveros, taxistas,
quiosqueros y vecinos de variada fe y situación social: la lluvia es “mal
tiempo”. ¡Ignorancia increíble y profundo desagradecimiento al factor que hace
crecer las plantas, suministra el alimento que luego se saca de una góndola de
supermercado, aligera la atmósfera y de paso limpia la inmundicia de las grandes
ciudades!
Sería
bueno trazar una raya respecto de la humanidad: de un lado los que pueden
alimentarse bien y protegerse del frío, y del otro los que no pueden satisfacer
ninguna de ésas necesidades básicas. Nunca está bien hacerse el boludo, pero en
este tema sería infame hacerlo, así que no es cuestión de escribir todo esto
para información de gente bien alimentada y harto abrigada y olvidarse que gran
parte de la humanidad no vive su existencia cotidiana (la única que existe) con
esas garantías.
Bueno,
ahora entendemos el miedo, o al menos uno de los miedos básicos y el más
elemental de ellos: el miedo a morir de frío y de hambre. Y sabemos que
rememorarlo tiene su razón de ser, su historia. Y que no ocurre lo mismo con el
rechazo a la lluvia, que es pura mariconada mega-urbana. Pero se supone que
hemos evolucionado, apresurada suposición indemostrable y colmada de narcisismo,
nada más. De manera que, si tenemos la fortuna de poder abrigarnos cuando el
frío aprieta y somos “tan evolucionados”, muy bien podríamos encontrarle el
lado simpático a esta estación que disfruta de la peor mala prensa que uno se
pueda imaginar.
También podríamos decir que cada ser humano tiene un depósito de miedos, una
serie de temores que hacen fila disciplinadamente, esperando su momento y que no
pierden la posibilidad de manifestarse cuando las condiciones se prestan para
ello: por ejemplo, el invierno. Ustedes dirán, con razón, que el miedo no
respeta las estaciones y puede emerger en cualquier momento, a cualquier hora:
es verdad, pero en el invierno hay condiciones especiales que logran
catapultarlo. Hay, inevitablemente, el miedo a la soledad, que el frío acentúa.
Y existe, también, el miedo a irse “demasiado para adentro” y no encontrar a
nadie allí, en ése lugar inhóspito.
Como
contrapartida, el invierno es una gran ocasión para sacar, para expresar los
aspectos creativos y luminosos de cada persona. Justamente por que las
manifestaciones externas no son tan fáciles mientras dure el frío, de manera que
el cuerpo y el alma piden reposo, tranquilidad, no hacer mucho esfuerzo para que
el calor interno no se disipe y la vida siga.
Así
que está en nosotros encontrar y vivir la belleza del invierno, abandonando la
queja, el gimoteo crónico (llorones se dice en el barrio) y sobreviviendo
penosamente a puro nivel vegetativo, como los animales que hibernan, hasta la
próxima primavera.
Características de la energía Agua
Disculpen, tal vez no lo haya dicho antes, pero en la cosmovisión de la medicina
tradicional china el Invierno tiene relación con el Riñón y el Agua, así como el
Otoño se vincula con el Pulmón y el Metal. Y parece que el agua tiene su
importancia, ya que entre el 70 y 80% de la superficie del planeta Tierra es
agua y exactamente ésa también es la proporción que tiene en la composición de
todos los seres vivos. En el caso de los mamíferos como nosotros, la composición
hidrosalina de la sangre es similar a la del mar antiguo, que era menos salino
que éste que nos toca. El éxito de esta fórmula como medio interno de los
animales fue tan abrumador que logró quedarse dentro de todos nosotros, tanto
dentro de los vasos sanguíneos como en los espacios intersticiales y peri
vasculares. Es fisiología y poesía, al mismo tiempo: llevamos al mar en lo más
profunda de nuestras entrañas. Y por eso, la fascinación que ejerce sobre
nosotros los humanos, igual que el fuego.
Para
entender la importancia de este elemento, basta saber que casi todas las
reacciones bioquímicas realmente importantes se dan en un medio acuoso, de
manera que podríamos decir que la vida entera es un acontecimiento líquido,
acuoso: más claro echále agua.
La
cualidad energética del Agua consiste en ser fría, húmeda y fluir hacia abajo.
Y también es bueno saber o recordar que cuando ahora hablemos de Riñón o Vejiga,
no nos estamos refiriendo estrictamente a tales órganos, si no a los grandes
ejes funcionales que sintetizamos con tales nombres, pero que también los
incluyen.
Metiéndose en el Agua
Esta
fundamental manifestación de la energía comprende la noche, el invierno y el
envejecimiento, pero también la energía ancestral que se hereda de los padres y
la fuerza de la sexualidad. Y en cierto modo el reposo, lo que se aquieta, lo
opuesto al fuego del verano aunque el agua sea capaz de apagarlo. Aquí
encontraremos al Riñón en el polo Yin, y a la Vejiga en el polo Yang. ¿Cuáles
son las funciones de este quinto y último movimiento de la energía?
Las
funciones fisiológicas del Riñón son:
almacenar el jing (esencias), controlar los líquidos, aceptar el qi (energía),
controlar los huesos, generar la médula y llenar el cerebro. Los riñones tienen
las orejas (oído), el ano y los genitales como sus aberturas, y se reflejan en
el pelo.
1. Almacenar la esencia.
El Jing (esencia) es la materia fundamental de la cual está constituido el
organismo humano. Está almacenado en los riñones y dividido en dos aspectos:
jing congénito y jing adquirido. El primero proviene de los padres y el segundo
de los alimentos. Los dos dependen y se promueven mutuamente. El jing congénito
proporciona las materias fundamentales para el jing adquirido antes del
nacimiento. Y el jing congénito depende del nutrimiento del jing adquirido para
desarrollar plenamente sus funciones después del nacimiento. El jingqi de los
riñones es la base que produce Yin y Yang de los riñones, y como estos son la
fuente del Yin y del Yang de todo el organismo, se llama al riñón “lo
fundamental congénito”. El jingqi de los riñones tiene una importante influencia
en la función de crecimiento y desarrollo. Cuando el organismo se desarrolla
hasta la madurez, el jingqi renal se acrecienta. Las mujeres empiezan a
menstruar y los hombres a emitir semen, lo que indica la capacidad de
reproducción. Luego el jingqi del riñón declina, la función sexual y de
reproducción se debilitan, el organismo empieza a envejecer. Por eso la historia
de la prosperidad y debilidad del jingqi del riñón es, justamente, el curso del
crecimiento, desarrollo, madurez y envejecimiento del ser humano.
2. El riñón controla los líquidos.
El riñón tiene la función de regular el metabolismo de los líquidos. A través de
la función del Yang del riñón, se conservan y se transportan los líquidos puros
a los pulmones y se distribuyen a todo el organismo, mientras los “turbios” se
excretan en forma de orina.
3. El riñón recibe el qi (aire).
Si bien la respiración es dominada por el pulmón, el qi puro inhalado sólo baja
con la función del riñón de “aceptar el aire”. Cuando el qi del riñón es débil,
el aire que viene del pulmón no puede ser recibido ni controlado por el riñón,
lo cual produce asma que se agrava con el movimiento.
4. El riñón determina las condiciones de los huesos, genera la médula y llena
el cerebro. En
el riñón se almacena el jing que después se transforma en médula. La ósea nutre
los huesos y genera las células sanguíneas. La espinal se desarrolla originando
al cerebro, del cual se ha dicho que es “el mar de la médula”. Todo esto nos
indica una fuerte relación entre la esencia renal, los huesos, la médula y el
cerebro. El riñón determina las condiciones de los huesos, y los dientes son
“restos de los huesos”, lo cual implica que su fortaleza dependerá también de la
nutrición de la esencial renal.
5. El riñón toma al oído, el ano y los genitales como su abertura, y se
refleja en el pelo.
Si la esencia renal es suficiente, la audición es buena. Además, el riñón domina
la función de reproducción, pero también tiene mucha influencia sobre la
formación de la orina (función transformadora del riñón) y sobre la función
evacuatoria del intestino grueso (estreñimiento por deficiencia de líquido).
Debido a que el pelo absorbe los nutrientes de la sangre, se le denomina “el
resto de la sangre”, pero el crecimiento del pelo depende también del jingqi de
los riñones, lo cual puede medirse por su vitalidad.
La
Vejiga es el polo Yang de la función Agua, y tiene funciones excretoras de
líquidos “impuros” y acción de complemento Yang sobre el Riñón. Es parte del
circuito de formación de la energía defensiva Wei, y participa de la función de
equilibrio termogénico. Junto con el riñón, “asegura la relación del Yin y del
Yang, del interior y el exterior”.
Más
que una tabla de síntomas, que también se mencionan más adelante, se elige aquí
el comentario de George Soulié de Morant en su obra Acupuntura, acerca de las
funciones básicas del Riñón en la economía energética humana. Y las divide en
dos:
Acción sobre la energía psíquica:
Según
el autor “la fuerza de la personalidad está en relación con el funcionamiento
del órgano, y también con la intensidad sexual”.
“Complejo de inferioridad y de fracaso, falta de autoridad, misantropía que
lleva a la claustrofobia, falta de decisión y voluntad, emotividad y temor,
carencia de astucia. En las mujeres: irritabilidad o llantos durante la semana
anterior a la regla, falta de encanto, de seducción, de atractivo sexual: tales
son las principales acciones psíquicas especiales de la insuficiencia de los
riñones”. Sintetizando, pueden atribuirse a esta función las siguientes aspectos
o cualidades (más notorias cuando fallan o se encuentran en crisis): autoridad,
decisión, astucia, seducción, fracaso, voluntad, encanto, atracción sexual y
carácter.
Acción sobre las funciones renales:
Está
relacionado con el equilibrio y excreción de los líquidos, las vías
respiratorias, los vasos, el corazón, el aparato genital y el aparato locomotor,
especialmente en cuanto a las articulaciones.
Características de la constitución Agua
Las
personas de constitución Agua tienen una debilidad natural del Riñón, de la
Glándula Suprarrenal, de la Vejiga y las Gónadas (Ovario, Testículo). Son todas
estas funciones las que, globalmente, encuadran en la definición de Riñón según
la medicina china, cosa que no hay que confundir con el puro órgano riñón,
aunque este participe dentro del conjunto del elemento Agua.
Habitualmente estos sujetos son longilíneos, con tendencia a curvarse hacia
adelante y bajar la cabeza y la mirada. Los rasgos de la cara son agudos y
salientes. Como el niño Metal, la infancia del niño Agua se distingue por su
delgadez. Pero en lugar de sufrir sensibilidad respiratoria, es vulnerable a
nivel de nariz, garganta y oído: fácilmente presenta anginas rojas o blancas a
repetición en el invierno o a lo largo del año. Pero si no se trata de anginas,
suelen tener otitis infecciosa con perforación del tímpano. Otra enfermedad
característica del niño Agua es el Reumatismo Articular Agudo. En la piel
desarrollan fácilmente forúnculos, a veces crónicamente.
Saliendo ya de la infancia pueden tener retrasos en la maduración sexual, en
ambos sexos. En general, el niño Agua es muy friolento y a menudo débil, frágil
y afectado frecuentemente por enfermedades, especialmente las infecciosas. Suele
ser hipersensible, secreto, triste y replegado sobre sí mismo, lo cual implica
una emocionalidad conflictiva y hasta traumática que puede dejar huellas muy
hondas en el resto de su vida.
Ya
adulto, el individuo agua no es de constitución sólida: es friolento, frágil y a
menudo está enfermo debido a que su vitalidad es baja. Presenta una fatiga
global y crónica, cierto agotamiento que no lo abandona nunca. O por el
contrario, puede tener una constitución excepcionalmente sólida (Riñón en
exceso). Psicológicamente se ven fácilmente afectados por crisis de desánimo,
descorazonamiento, de asco por la existencia. Sufre períodos de desinterés por
todo, acompañado por una profunda tristeza y deseos de soledad.
Las enfermedades del adulto
La
patología urinaria se manifiesta por cistitis infecciosa de repetición,
problemas de vejiga, debilidad de esfínteres que exige al sujeto orinar a menudo
y algunas veces de forma imperiosa por la dificultad de contenerse. Los
trastornos de la eliminación urinaria conducen a la albuminuria, a un aumento de
la urea, al edema palpebral matinal o de los tobillos al final de la jornada, a
los cálculos renales o de la vejiga.
Las
infecciones renales sobrevienen preferentemente en los sujetos agua,
cualesquiera que sean las circunstancias, como en la pielonefritis del embarazo,
por ejemplo. Los sujetos agua, aunque no padezcan enfermedad renal se suelen
quejarse de “los riñones”, es decir: de la región lumbar. La posición sentada
mantenida de forma prolongada, el esfuerzo, pueden determinar un lumbago crónico
que sufre también la mujer en el momento de la menstruación.
La
relación china del riñón con las suprarrenales y las gónadas, la correspondencia
del elemento agua con los huesos, médula ósea, cerebro, meninges y médula
espinal (sistema nervioso central), la defensa profunda del organismo y la
formación de glóbulos rojos, explican las demás enfermedades.
Para
la suprarrenal: las insuficiencias o excesos funcionales de esta glándula. Para
las gónadas: la ausencia de las reglas o bien las reglas dolorosas con dolor
irradiado a los riñones, es decir lumbalgia, hipotensión y debilidad.
La
vulnerabilidad del sistema óseo en esta constitución, que puede experimentarse
en la infancia como reumatismo articular agudo y algunas veces como raquitismo,
se observa en el adulto por una artrosis precoz, por reumatismos crónicos
evolutivos (poliartritis reumatoidea, espondiloartritis anquilosante) y con la
edad por desmineralización y descalcificación.
Se
pueden observar, debido a la insuficiencia de las médulas y de la defensa, no
sólo infecciones de los huesos: osteomielitis y de las meninges: meningitis,
sino también infecciones de cualquier naturaleza, víricas y bacterianas, de
repetición o pronunciadas como el acné grave y purulento, los forúnculos, las
estafilococias, las estreptococias o los herpes zóster severos. La relación de
oposición entre el riñón y el páncreas en los cinco elementos permite comprender
porqué la diabetes insulino-dependiente es una enfermedad que pertenece en parte
a la constitución agua.
Las
afectaciones linfáticas y degenerativas en los tejidos de la médula, pueden
observarse cuando hay una degradación intensa o con la edad.
El
estado melancólico y depresivo representa el fondo del humor natural de estos
sujetos contra el que tienen que luchar durante toda la vida a menudo, pero que
también puede sobrepasarse dando lugar a realizaciones superiores.
Afinidades, terrenos y advertencias
El
sujeto agua teme al invierno, en el que se siente helado, pues es un gran
friolento. El invierno le da ganas de hibernar, de encogerse. Siente el frío en
los cuatro miembros, en el interior, en los huesos y en la región renal.
El
sujeto agua prefiere claramente el salado al azucarado, las salmueras, los
embutidos, etc. Y tiene tendencia a salar mucho sus platos.
La
información acerca de las características y tendencias a enfermar de tales y
cuáles cosas se han extraído de “Acupuntura y Psicología”, de Yves
Requena (Las Mil y Una Ediciones, Madrid, 1985). Se trata de información
interesante, atractiva y cierta, pero a medias. La tipología descripta no existe
en la realidad, estrictamente hablando: no hay personas que respondan palabra
por palabra a esta descripción. Pero sí hay tendencias, a grandes rasgos, y por
eso se cita extensamente.
Por la
misma razón es sumamente importante tener en cuenta las “tendencias” en la
práctica clínica: es fundamental saber “delante de quién estamos”, a la hora de
trabajar en medicina clínica. Al menos lo es en el contexto de la medicina
energética, ya que ésta mirada da prioridad al tratamiento de las personas y no
de los síntomas.
Por
eso se dice que es más relevante saber quién es la persona que porta los
síntomas, cualesquiera sean, que dedicarse a la sintomatología en sí misma. Las
consecuencias son importantes en la práctica por que entonces no habrá
tratamientos idénticos para quienes presenten los mismos síntomas: en todos los
casos se contemplarán abordajes comunes y otros diferentes, ligados a la
individualidad.
Es
también, una manera de referirse a una vieja discusión que atravesó a la
medicina interna de fines del siglo XIX y comienzos del XX: la cuestión “del
terreno”. O sea: cuáles son las características de una persona y su historia
médica, ya que su comprensión orientará el tratamiento en direcciones diferentes
según sea ése “terreno” en particular. La consecuencia operativa es que veinte
personas con lumbalgia, por ejemplo, no serán tratadas exactamente igual: en
ésos tratamientos habrá similitudes y diferencias. Uno de los abanderados de la
hipótesis del terreno fue Claude Bernard, quien sostuvo una larga polémica con
Louis Pasteur sobre estos asuntos. Está claro que en la medicina hegemónica
predominó el enfoque antimicrobiano de Pasteur, quien se arrepintió tarde de su
fundamentalismo pero fue el origen de toda esta medicina de “protocolos” que ha
infectado a la sociedad humana, optando por tratar enfermedades y no enfermos
(personas).
Es una
medicina tan despersonalizada (tan “inhumana” podría decirse, si es que esto
significara claramente algo) que, una vez ubicado el paciente en una cajita
llamada “diagnóstico”, se desencadena una secuencia inmutable que no necesita de
médicos, sino de ejecutantes y computadoras. Es un esquema válido únicamente
para la medicina de urgencia, pero pasada ésta carece de valor, aunque la mirada
permanece inexorablemente en todos los tratamientos subsiguientes.
Retomando el hilo anterior: las caracterologías básicas son muy importantes,
pero sólo como indicador general y siempre que uno no se aferre a ellas por
necesidad de explicar todo e intente “meter” forzadamente a una persona dentro
de una categoría. Porque entonces estaríamos procediendo de la misma manera que
lo ya criticado, solo que ahora la etiqueta sería “persona” y no “enfermedad”.
La
mayoría de las miradas que intentan ser abarcadoras han desarrollado alguna
tipología afín con estilos holísticos: la acupuntura, la homeopatía y la
oligoterapia, por ejemplo. Resulta emocionante entonces (y sospechoso) ver cómo
muchos homeópatas “unicistas” intentan que alguien sea “Pulsatilla” toda su vida
y recite estrictamente el catálogo de síntomas y características personales que
responden a la definición. Y, coherentemente, traten a sus pacientes con la
misma medicación toda su vida. La consecuencia es que a veces acertarán y otras
veces no, por la simple razón de que uno va cambiando a lo largo de su vida,
según momentos e historias personales.
Es
esto, exactamente, lo que estoy tratando de decir acerca de la “Constitución
Agua”. No sólo hay que tener en cuenta que nadie se atendrá a darle la razón a
su constitución repitiendo con exactitud cada uno de los síntomas, sino también
que hay características cambiantes según la etapa de la vida que está viviendo
cada persona.
En el
caso específico de la constitución agua, ésta representa cabalmente al proceso
de envejecimiento. El agua es el invierno, el frío, la noche y el declinar de
algunas funciones que tuvieron más presencia y viveza durante la juventud y la
madurez. Es claramente inútil pelear contra “la flecha del tiempo”, pero esto no
implica aceptar cierta grosera degradación sino una adecuación a la etapa y la
aceptación de cambios inevitables. Aquí no se habla de resignación, sino de
aceptar algunos límites concretos. El verdadero problema es nacer viejo o
envejecer precozmente, y tener desde temprana edad límites que naturalmente
deberían aparecen bastante después. Entonces, lo que viene ahora sí puede
funcionar como advertencia.
El General Invierno
El
invierno ruso, también llamado "General Invierno", es la forma en que se
define a dicha estación en Rusia. Dura cinco meses, de noviembre al final de
marzo y es conocido por sus bajas temperaturas y dificultades causadas al
transporte. También tiene mucha relevancia en el ámbito militar. Se le ha
llamado "General Nieve" o "General Barro", entre otras denominaciones.
La
severidad del invierno ruso a menudo es asociada con las victorias militares de
dicho país. En la Gran Guerra del Norte, Carlos XII de Suecia invadió la
Rusia de Pedro el Grande. Los rusos se retiraron, quemando todo en su huida y
eliminando cualquier rastro de sus provisiones. Este invierno en particular
terminó siendo el más crudo del siglo XVIII, tanto así que el puerto de agua
salada en Venecia se congeló. Los 35.000 soldados de Carlos XII fueron
diezmados, y sólo 19.000 salieron con vida de aquel invierno.
La
Gran Armada de Napoleón Bonaparte, con sus 610.000 hombres, invadió Rusia
dirigiéndose hacia Moscú en 1812. El ejército ruso se retiró antes de ser
alcanzado por el ejército francés, quemando sus cosechas y aldeas, lo cual las
dejaba fuera del alcance enemigo. El ejército de Napoleón terminó con 100.000
hombres, pero eso no fue todo: más hombres murieron en la retirada.
De
acuerdo a un estudio militar estadounidense, el cuerpo principal de la armada
napoleónica, compuesto por un mínimo de 378.000 hombres, fue disminuido a la
mitad durante las primeras 8 semanas de invasión, antes de la batalla más
importante de esta campaña en particular. Tamaña disminución fue en parte debida
a la carencia de centros organizados de aprovisionamiento, pero las
enfermedades, deserciones y muertes en combate causaron miles de pérdidas.
Bajo
el liderazgo de Hitler, la Alemania Nazi atacó en 1941, pero las fuerzas
soviéticas contuvieron dicho ataque en la estepa rusa, para ganar tiempo y
presionar al ejército alemán. Las industrias fueron desmanteladas y llevadas a
los Montes Urales para ser re- ensambladas. Las fuerzas soviéticas detuvieron al
ejército nazi justo en las afueras de Moscú y las derrotaron en la Batalla de
Stalingrado, en el mes de enero de 1943.
El
argumento del invierno ruso puede deberse en parte a un origen mitológico.
Invasores fracasados gustaban de exagerar las crueldades del invierno ruso para
justificar sus derrotas, como malos perdedores. De acuerdo a los expedientes
meteorológicos, el invierno de 1812-13 fue más cálido de lo normal.
Durante la llamada “Segunda Guerra Mundial”, el único invierno realmente frío
fue el de 1941-42, y la Wehrmacht carecía de provisiones adecuadas tales como
uniformes de invierno, debido a la lentitud en los movimientos militares de
Alemania. Los planes de Hitler en Rusia se habían malogrado antes del comienzo
del invierno. El Führer estaba tan convencido de una victoria relámpago que no
se preparó siquiera para la posibilidad de una guerra ártica en Rusia. Sin
embargo, sus divisiones orientales perdieron alrededor de 734.000 hombres (23%
del total de sus tropas) durante los primeros 5 meses de la invasión, y el 27 de
Noviembre de 1941, el General Eduard Wagner reportó que: "Estamos a punto de
acabar con nuestros recursos, tanto humanos como materiales. Estamos al borde de
ser confrontados con los peligros del invierno profundo". (http://es.wikipedia.org/wiki/Invierno_ruso)
¿A qué
viene toda esta historia, aparte de que me guste memorarla?
Tiene
un objetivo sencillo, a la vez que pretencioso: advertir cuál es la estrategia
adecuada para “pasar el invierno”, una frase con historia para los argentinos. Y
especialmente, lo que el general Wagner llamaba “los peligros del invierno
profundo”.
Siempre que no se ande buscando una forma sutil de suicidio, es bastante loco
largarse a una especie de ofensiva frontal cuando hace mucho frío y la vida,
naturalmente, muestra que la estrategia más inteligente es parar un poco, irse
para adentro y cultivar otras flores. Y también ilustra acerca de lo decisivo
que será resolver con anticipación la cuestión del aprovisionamiento: el de
calor, el de alimentos y lo que haga falta para esa etapa tan peculiar. Cada uno
sabrá qué significan éstos comentarios en su vida personal y cómo pueden
aplicarse, sabiendo que no hay que confundir el reposo o la quietud relativa con
la indiferencia, el abandono o la resignación.
Algunos síntomas más y el envejecimiento
Ahora,
un insistente repaso del aporte de George Soulié de Morant, como para que queden
muy claras las funciones del Riñón:
Acción sobre la energía psíquica:
Según
el autor “la fuerza de la personalidad está en relación con el funcionamiento
del órgano, y también con la intensidad sexual”.
“Complejo de inferioridad y de fracaso, falta de autoridad, misantropía que
lleva a la claustrofobia, falta de decisión y voluntad, emotividad y temor,
carencia de astucia. En las mujeres: irritabilidad o llantos durante la semana
anterior a la regla, falta de encanto, de seducción, de atractivo sexual: tales
son las principales acciones psíquicas especiales de la insuficiencia de los
riñones”. Sintetizando, pueden atribuirse a esta función los siguientes aspectos
o cualidades (más notorias cuando fallan o se encuentran en crisis): autoridad,
decisión, astucia, seducción, fracaso, voluntad, encanto, atracción sexual y
carácter.
Acción sobre las funciones renales:
Está
relacionado con el equilibrio y excreción de los líquidos, las vías
respiratorias, los vasos, el corazón, el aparato genital y el aparato locomotor,
especialmente en cuanto a las articulaciones.
Síntomas de insuficiencia del meridiano de vejiga
Síntomas por exceso del meridiano de vejiga:
(http://www.acupuntura-orgon.com.ar/funciones4a.htm)
Un
resumen de las funciones del Riñón, ahora desde las fuentes tradicionales de la
medicina china, es muy útil para terminar de redondear conceptos:
|
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|
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|
-
Tiene fuertes relaciones con
el cerebro, el sistema endocrino, las médulas ósea y espinal, el útero y
las gónadas (ovario y testículo).
|
-
Es responsable de la
voluntad (potencia del deseo de vivir), de manera que su insuficiencia
origina miedo, inseguridad, celos.
|
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|
|
|
Ahora
es bueno ver cuáles son las características del envejecimiento, para después
obtener algunas conclusiones:
|
Pérdida progresiva de la
capacidad visual. |
|
Pérdida de la elasticidad
muscular. |
|
Pérdida de la agilidad y
capacidad de reacción refleja. |
|
Degeneración de estructuras
óseas, con aparición de deformaciones y limitaciones funcionales. |
|
Deterioro mental variable,
con pérdida de la capacidad de asociación de ideas. |
|
Distensión creciente de los
tejidos de sostén muscular por efecto de la gravedad terrestre: caída de
las mamas, pérdida de la tonicidad muscular. |
|
Pérdida progresiva de la
fuerza muscular y de la vitalidad. |
|
Aumento de la presión
arterial. |
|
Disminución de la eficiencia
inmunitaria frente a agentes infecciosos y procesos tumorales. |
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Disminución del colágeno de
la piel y de la absorción de proteínas, aparición de arrugas. |
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Pérdida progresiva de los
sentidos del gusto y de la audición. |
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Pérdida progresiva del deseo
sexual, disminución de la espermatogénesis en el varón, menopausia en la
mujer. |
Está
claro que “la flecha del tiempo” implica algún tipo de deterioro en casi
todos los organismos vivos a medida que va aumentando su edad. Es inevitable:
todos los mamíferos, por ejemplo, estamos hechos de un espacio que consume
tiempo. La idea de “rejuvenecer” es bastante tonta y no resiste el análisis, es
solo una cuestión de marketing así como está planteada: una especie de
maquillaje para que los años “no se noten”. Pero un proceso de revitalización es
muy diferente: intenta mejorar la energía y apoyar las funciones que se
deterioran con más facilidad. Y es factible lograrlo con programas adecuados, en
la realidad que nos toca y sin fantasías locas que suelen terminar mal.
Y
además, como decía Don Ata, el tiempo no pasa: el tiempo se queda.
Conclusiones
La
descripción y análisis del Agua-Invierno-Riñón nos ayuda a considerar que:
-
Las características muy
acentuadas del movimiento Agua desde la infancia producirán muchas e
importantes limitaciones en la salud y desarrollo de estas personas.
-
Que hay concordancia
entre el declinar de la función Agua y el proceso de envejecimiento normal.
-
Que existe un
envejecimiento patológico, que puede ser precoz (infancia) o acelerado
(juventud o primera adultez).
-
Que el estilo de vida
de la civilización que habitamos y nos habita propende con facilidad a que
el envejecimiento acelerado sea endémico, a pesar del aumento en la
expectativa de vida, que no se refleja en su calidad.
-
Que no hay un destino ineluctable, escrito con letras de fuego, que nos
obligue a vivir con tantas limitaciones desde la infancia o a envejecer de
manera patética: es factible mejorar la estructura funcional con la que
empezamos a vivir o transitar el inevitable envejecimiento con altos niveles de
energía y dignidad.
¿Qué hacer durante el invierno?
Abrigarse.
Abrazarse
fácil.
Estar más
tiempo con los que uno ama.
Ser más
solidarios.
No exigirse
demasiado.
Prever los
diversos aprovisionamientos.
Vivir más
tranquilos.
Iniciar
actividades de Revitalización.
Darle chance
a la creatividad.
Hacer trabajo
físico de reparación y no de excesivo desgaste.
Preocuparse
por la alimentación y la respiración.
Dejar que
emerjan los talentos, las inspiraciones, las luces que el vértigo de otros
momentos atenúa o apaga.
Si fuera
necesario, ser capaces de poner un cartel que diga: “Cerrado por Reparaciones”.
Y merecer a
la Primavera.
Dr. Carlos Inza
Buenos
Aires, junio del 2012
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