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Los acumuladores de energía orgón Revitalización y Envejecimiento
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Energía, carácter y sociedad 1. Introducción“Esta paradoja (la deshumanización de la humanidad), cuyas últimas y más trágicas consecuencias padecemos en la actualidad, fue el resultado de dos fuerzas dinámicas y amorales: el dinero y la razón. Con ellas, el hombre conquista el poder secular. Pero -y ahí está la raíz de la paradoja- esa conquista se hace mediante la abstracción: desde el lingote de oro hasta el clearing, desde la palanca hasta el logaritmo, la historia del creciente dominio del hombre sobre el universo ha sido también la historia de las sucesivas abstracciones. El capitalismo moderno y la ciencia positiva son las dos caras de una misma realidad desposeída de atributos concretos, de una abstracta fantasmagoría de la que también forma parte el hombre, pero ya no el hombre concreto e individual sino el hombre-masa, ese extraño ser con aspecto todavía humano, con ojos y llanto, voz y emociones, pero en verdad engranaje de una gigantesca maquinaria anónima. Éste es el destino contradictorio de aquel semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, que orgullosamente se levantó contra Dios, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas. Ignoraba que también él llegaría a transformarse en cosa.” Tradicionalmente,
el campo de la salud pública es el espacio de las políticas
sanitarias. Estas
políticas se entienden como una especie de tratamiento,
luego de un diagnóstico adecuado que requiere una fase de estudio
epidemiológico. Este modelo es una extensión a la sociedad de la metodología
utilizada para tratar los casos individuales, y se utiliza mayormente para la
prevención de las enfermedades “transmisibles” (por lo general las
infecciosas) y también como forma de mejorar las condiciones medioambientales
(higiene ambiental) cuya inadecuación facilita la emergencia o propagación de
una gran cantidad de enfermedades. Pero el poder de policía de las instituciones sanitarias no se refiere únicamente a controlar algunas características de la higiene ambiental (siempre que estos emprendimientos no se opongan al interés de los poderosos) : también se arrogan derechos para decidir cuál sistema médico es correcto y cuál no lo es, de acuerdo a fundamentos que no resisten la definición de científicos u objetivos, al tiempo que aprueban o no la posible eficacia y la calidad de los medicamentos. Una crítica profunda a esta visión de las necesidades sanitarias de la sociedad llevaría mucho más que un libro y no es el objetivo de este capítulo. Pero es imposible saltear el problema como si no existiera, y continuar, transformando al libro entero en una especie de manual para ser feliz en algunos capítulos y no sé cuántas páginas. Lamentablemente las cosas no son tan fáciles. Ya hemos visto que cualquier proyecto que integre la hipótesis de la salud perfecta es nada más que otra mentira, pero hay que agregar esta impostura: la de suponer que es posible la “salvación individual”. También hemos visto que es una tarea imposible comprender al hombre y sus enfermedades partiéndolo en pedazos: órganos y sistemas “independientes”, división entre cuerpo y emociones, enfrentamiento entre hombre y naturaleza, “extrañamiento” entre hombre y universo. Y hay un tema íntimamente vinculado a la vida del hombre en sus aspectos centrales que no hemos desarrollado aún, pero que también cae en la maniobra esquizofrenizante: la sociedad humana y su sistema de valores y creencias, la ideología. |