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Los acumuladores de energía orgón Revitalización y Envejecimiento
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La
Brisa del Tiempo 1. ¿Qué es el Programa REVI (El Miedo del Tiempo)Ambientación, sentido y breve explicación / Objetivos Está bien: el tiempo no pasa en vano.
De acuerdo: uno envejece a medida que
se aleja de la fecha de nacimiento. Y claro: estamos instalados en una cultura que agita el mito de la juventud depositando en ella todos los valores "positivos" y desprecia la vejez, arrinconándola en el desván de las desgracias y dotándola de todas las escorias del ser humano: inutilidad, falta de atractivo, existencia meramente vegetativa, nostalgia crónica, achaques infinitos y tristeza que anticipa el final. En otros momentos de la historia humana los ancianos tenían demasiado peso en la organización de la vida social, de manera que dificultaban las posibilidades y la fuerza expresiva de los más jóvenes, pero lo que ahora contemplamos en las relaciones inter-generacionales es simplemente un injusto desatino, una tontería malintencionada llevada a extremos enfermizos.
Tampoco es casual ni azaroso, porque
está inscripta en la difundida ideología del consumo pero desfachatadamente
extendida a los seres humanos: la consigna
es úselo y tírelo. Es
suficiente contemplar lo que sucede con los jubilados para sacar las debidas
conclusiones, pero sería un error suponer que lo sustancial de ese drama pasa
por cuestiones económicas.
De manera que no viene ni fácil ni gratis el asunto de andar viajando
por el calendario en dirección a la nada. Los antecedentes y la realidad
comprobable no son nada alentadores. Y algo distinto habrá que hacer porque
ninguno de nosotros podrá evitar "el paso del tiempo", esa extraña
forma de aludir al hecho de que, en realidad, es uno el que empezó a pasar
desde el momento del nacimiento, está pasando y en algún momento terminará de
pasar. Pensarán ustedes: ¿ para qué mencionar estas cuestiones tan "desagradables" al comienzo de una propuesta tan esperanzadora como la de un tratamiento de revitalización ? Existe una razón elemental y decisiva: las mandarinas, los canarios y los humanos no somos inmortales. Nacemos, crecemos, maduramos, envejecemos y luego morimos. Es así de simple pero enormemente complicado y difícil aceptarlo. Por cuestiones ligadas a nuestro condicionamiento adaptativo y valores que no se modifican por solo criticarlos, intentamos de todo antes de aceptar con naturalidad los cambios internos y externos.
Nosotros también nos modificamos a lo largo y ancho de nuestra vida, pero no aprendimos nada en su devenir si no aceptamos las reglas básicas de este juego. En su sentido más profundo cambiar (que proviene de trocar) significa dar y recibir recíprocamente. ¿Con qué o con quién? Con los demás humanos, con los otros vivientes, con la naturaleza y esencialmente con uno mismo. Pero el lenguaje es misterioso y algo mágico cuando se profundiza en el origen de las palabras y ésta de la que hablamos también tiene lo suyo: cambiar proviene del irlandés antiguo camm, curvo o ganchudo, de manera que su sentido implícito es vuelta o regreso. Por lo tanto uno cambia para volver a ser, a existir, a encontrarse con su verdadera naturaleza.
Y no existe una etapa o momento de la
existencia personal que nos represente acabadamente y del todo. De manera que no
podemos quedarnos estereotipados y fijos en un momento de nuestra vida: cada una
de estas "etapas" (lugar en que se pasa la noche durante un viaje)
tiene su propia belleza y su particular encanto. Hay bebés hermosos, jóvenes
hermosos, adultos hermosos y viejos hermosos. También "de los otros"
y una variedad de trampas entre las cuales nuestra percepción del tiempo y los
cambios no es la menor: vivimos presos
del tiempo en lugar de habitarlo. Quizás por eso nos parece que lo que fue ya no es, tal vez por esa razón pensamos que es un fracaso envejecer y que el éxito es parecer más joven en la apariencia. De manera que la civilización de mercado vende cirugía, cremas y masajes para parecer lo que no se es, contando con la ingenuidad y la superficialidad de quien acepta esta variación cosmética como verdadera. Es pura ficción, y de la peor.
Sin embargo, en toda mentira hay algo
de verdad. Y hasta se puede mentir con la verdad, como en este caso. Hay algo
del "espíritu" de la juventud que podría quedar incorporado a
nuestra vida durante todo su desarrollo, especialmente si realmente lo tuvimos
durante esos años: la fuerza y la pasión en la existencia cotidiana (la única
que existe), los proyectos y los esfuerzos para concretarlos, la generosidad
como estilo de vida y cierta naturalidad desfachatada para ser uno mismo sin
andar consultando con los códigos de procedimiento estándar. Hay una juventud del cuerpo como hay una madurez del espíritu. Y también hay una madurez del cuerpo como existe una juventud del espíritu. Lo que es seguro es que ninguna de estas cosas se logra con procedimientos cosméticos ni pueden adquirirse en el mercado aunque se posean cuantiosas riquezas materiales. "Las bases de nuestra vida son el amor, el trabajo y el conocimiento. Y ellas deberían gobernarla." Ésta es la simple y profunda verdad del existir, válida para toda nuestra existencia. En todo caso el devenir puede agregar sabiduría, que es la experiencia inteligente. Ganaríamos mucho si sintiéramos nuestra vida como una obra de arte abierta en el tiempo y el espacio. Como algo que se desarrolla y no que se tiene, como algo que se intercambia y no que se posee. Tal vez así podríamos eludir la prisión del tiempo y acceder a esa libertad que se adivina en las personas amorosas, inteligentes y creativas. No hay que elegir: esto viene todo junto y por el mismo precio, o no viene jamás. Se habla mucho acerca de lo que no se tiene o se tuvo y se perdió. En cambio, nadie que vive con profundidad y valor anda proclamándolo continuamente. Apenas una pequeña celebración como poemas chiquitos y listo. El lado luminoso y el oscuro coexisten simultáneamente. ¿Podemos elegir?. Y ahora, recién ahora, podemos conversar acerca de la revitalización, sus mitos y posibilidades.
Revitalizar suena a vitalizar dos
veces, tal vez porque la primera se perdió en algún lugar (¿adónde estará?).
También evoca algo como la magia de la juventud eterna o el encuentro de alguna
Ciudad de los Cesares de la salud. Y sin duda, alguna relación tiene con la
sexualidad, especialmente la masculina, si es que los avisos de los diarios no
me engañan. Pero en todos los casos hay un mensaje implícito, un anhelo no
declarado, una cierta fantasía de inmortalidad que ni siquiera se reconoce a sí
misma. Está claro que más allá de sus efectos auxiliares y a los fines que estamos considerando, la cirugía plástica juega con esa fantasía y es coherente con la frivolidad estándar: la excepcional superficialidad que caracteriza su práctica se apoya en la idea de que el rejuvenecimiento es casi exclusivamente una cuestión de chapa y pintura. Otra vez Parecer es más importante que Ser. Esto no implica negar la importancia y posible necesidad de algún tratamiento externo, pero sí oponerse a su estilo de uso porque contiene y legitima dos consecuencias erróneas y desafortunadas: una es que se puede rejuvenecer cambiando un aspecto de la Forma, la otra es que la salud (lo interno, lo profundo) no tiene nada que ver con este proceso. Es grave que logre crear en sus adeptos la sensación de que todo está bien simplemente porque se han succionado cúmulos grasos o estirado algunos centímetros cuadrados de piel. Y esto más allá de preguntarse qué consecuencias podrá tener todo este operativo cuando se analicen sus consecuencias a largo plazo, con estadísticas de la evolución clínica de esta generación de cobayos hermoseados desde afuera. La verdadera belleza no es mera cuestión de apariencias sino la manifestación de la hermosura interior, lo cual excede con creces el puro plano de la biología mecanicista: se trata de una cualidad del alma y del cuerpo, para decirlo en términos viejos pero cargados de realidad, sentido y valor. Y es allí donde reside "el espíritu de la juventud". No en vano el habla popular se refiere a este valor como "juventud de espíritu". Desde la medicina clínica el problema es lograr actuar eficazmente sobre el lado del Ser que llamamos Cuerpo, aunque me apresuro a decir que es preciso hacer algo más: alguna vez tendremos un verdadero tratamiento de la persona, que integre simultáneamente medicina y psicoterapia. Por ahora nos movemos en el contradictorio esquema de las "especialidades" y con espíritu práctico asumiremos sin acordar una terapia exclusiva sobre el lado del cuerpo. Pero ustedes verán que un sistema médico respetuoso de la Naturaleza produce casi "naturalmente" modificaciones en las emociones humanas más básicas y profundas. ¿Revitalizar es lo mismo que Rejuvenecer?
Sí y no. En un sentido estrictamente
biológico no es posible recuperar la misma funcionalidad de los veinte
años.
Pero vale la pena aclarar que en la civilización moderna tampoco es fácil
encontrar jóvenes que hayan desarrollado toda su potencialidad, lo cual es un
mito basado en la pura apariencia. La educación de y para la salud tiene las
mismas limitaciones que la medicina contemporánea, que considera al cuerpo como
juego para armar y desarmar: una especie de mecano animado donde los órganos
coexisten debajo de la piel por azar y sin verdadera necesidad. Somos producto de estas ideas equivocadas y no hay más remedio que aceptarlo.
Pero por suerte los seres humanos
tenemos una enorme potencialidad evolutiva, lo cual hace que sea factible
mejorar enormemente la funcionalidad biológica con un tratamiento y un estilo
de vida adecuados. Una terapia que logre
actuar eficazmente sobre la materia y la energía de un organismo será capaz de
"revitalizarlo" mejorando el rendimiento de las funciones claves
y, por
lo tanto, retrasando el habitual y natural proceso de envejecimiento. En
este sentido la revitalización es innegablemente capaz de lograr el
rejuvenecimiento del organismo al mejorar estas funciones claves por medios que
logran una estimulación desde la intimidad de los tejidos y activan el fluir de
la energía crónicamente bloqueada, las dos claves del rendimiento funcional.
El Programa REVI está destinado a lograr un variable grado de revitalización utilizando una variedad de medios no agresivos ni invasores que de ninguna manera pretenden reemplazar a la Naturaleza, sino apoyar y estimular al organismo para que utilice su enorme potencial de RECUPERACIÓN FUNCIONAL, habitualmente silencioso y silenciado. Su objetivo básico no es sólo agregar años a la vida sino vida a los años, para así lograr un mejoramiento sustancial en la calidad de vida. Consiste en un tratamiento cuya duración es de seis meses y se desarrolla con una metodología que intenta sintetizar y articular lo mejor de las llamadas "medicinas alternativas o naturales": acupuntura, medicaciones adecuadas, orgónterapia, nutrición y actividad física.
Pero antes de entrar en detalles acerca del Programa es necesario conocer
las bases sobre las que se sustenta y mencionar brevemente lo que se conoce o se
supone acerca del proceso de envejecimiento. |