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Los acumuladores de energía orgón Revitalización y Envejecimiento
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Historias 1. Elena tenía una placa en medio del pechoDe manera que esta Elena de la ficción-realidad tiene cerca de 45 años y los padecimientos típicos de la constitución metal: psoriasis, rinitis, sinusitis y asma bronquial. Un día me pidió que ubicara el Dor-buster (extractor de energía) en el punto 15 del meridiano de Vaso Concepción, ubicado adonde termina el esternón en la llamada “boca del estómago”, porque recordaba una buena experiencia con esta técnica. Pero también me explicó la razón del pedido: Elena siente que “deposita” sus angustias y preocupaciones en “una placa de 30 por 20 centímetros ubicada por delante del esternón y sin tocarlo”. Es muy llamativa la claridad, precisión y significado de esta percepción que aquí se transcribe tal cual fue contada y que Elena experimenta como dificultad respiratoria y sensación de “nudo en la garganta”. Durante la sesión con el Dor-buster fue desapareciendo la placa, reemplazada por una respiración mucho más suave y profunda, hasta que “quedé en paz”. También podría contarse esta historia así: a medida que la respiración del comienzo -algo ruidosa y “atascada”- se tornaba apacible y profunda, la placa perdía consistencia y tendía a disgregarse. Esta historia tiene dos aspectos relevantes: uno es que confirma el valor de las desvalorizadas “ideas subjetivas” porque la percepción de Elena es llamativamente exacta para describir lo que ocurre con sus conflictos, en qué lugar se sitúan espacialmente hablando y la íntima relación que guardan con la respiración.
El
otro se refiere a la eficacia del “aparato” utilizado en el punto del
diafragma para disolver los bloqueos respiratorios, demostrando a un tiempo que
toda la problemática humana se encuentra en su campo energético, tanto en los
aspectos psico/emocionales como físico/biológicos. De manera que la capacidad
del Dor-buster para movilizar la energía tiene consecuencias simultáneas en
ambos planos del ser: paz = respiración fluida. 2. Las "descomposturas" de CoraNuestra segunda historia tiene como protagonista a Cora, que tiene algo más de 45 años y desde hace varios experimenta molestias repetitivas que denomina “descomposturas”. Èstas implican una serie de síntomas encadenados como una secuencia y ligados al sistema nervioso neurovegetativo: cefaleas, náuseas, vómitos y diarreas. Está claro que ocasiona una gran limitación durante su aparición: cierta “parálisis” que Cora vive como una “descomposición”, término sumamente trascendente para una artista como ella. Por el contrario, el momento de salida de estas crisis son una verdadera “composición”, lo cual implica que estos episodios señalan claramente un antes y un después y se transforman en una posibilidad para empezar de nuevo luego que cesan. Pues bien, hace dos meses le hice una medición de energía para compararla con otras y evaluar la situación. A la siguiente sesión le transmití los resultados y elegí puntos vinculados directamente con la información suministrada por esta última medición. El efecto combinado de la aplicación de las agujas y la explicación de las palabras fue notable: durante su transcurso Cora “entró” en lugares profundos (ella dice que tuvo un efecto de “irse para adentro”), a menudo asociados con ciertos aspectos depresivos y con un lugar físico concreto donde ella y su marido pasan sus vacaciones: un pueblecito que se encuentra en la montaña. De golpe apareció con claridad la función de las famosas “descomposturas”: los síntomas van para afuera, pero ella se retira a lugares profundos del ser, ubicada en un lugar donde puede sentirse íntimamente vinculada con el entorno y con sí misma. Podrá parecer raro, pero la “tormenta neurovegetativa” y la soledad de la montaña terminan ejerciendo funciones equivalentes. Esto fue lo que Cora percibió con asombro durante la sesión de acupuntura, me relató en un tono de gran sensibilidad y nos dejó igualmente conmovidos a los dos. Y no está demás aclarar que, periódicamente, acude a la vegetoterapia para trabajar su energía desde el enfoque psicoterapéutico fundado por Reich. Es como diseñar el futuro del mejor tratamiento posible: ese lugar donde puedan confluir los aportes de la medicina y la psicología energéticas. 3. El embarazo de SusanaEsta Susana que se sentó delante mío y comenzó a contar su historia tenía una expresión casi de terror, con la mirada en algún punto lejano y una angustia que no le entraba en el cuerpo. Me sorprendió saber que llevaba dos meses de embarazo, tal vez porque no portaba la natural alegría y la esperanza de una mujer que está gestando. Ése era el problema, justamente: los vómitos no la dejaban vivir. A partir del mediodía la vida era un suplicio para ella, necesitaba anti-eméticos por vía intramuscular (3 por día) y casi había dejado de alimentarse, tanto que había perdido cuatro kilos desde el comienzo del embarazo. Inmediatamente sentí una gran preocupación por el embrión, reacción que me dejó bastante sorprendido porque habitualmente no me preocupo hasta saber un poco más, pero en este caso mi sensación fue muy fuerte y durante la primera conversación. Entonces le hice la habitual medición que practico en todos los pacientes la primera vez, luego de la cual comprendí por qué la historia me había impactado tanto. Susana tenía casi toda su energía “arriba” (cabeza y tórax), pero casi nada en el lugar donde más falta le hacía: en el abdomen. Reproduzco el gráfico de la medición de los puntos que permiten investigar la situación energética de los anillos reichianos, y como difícilmente puedan incluirse en la leyenda que lo acompaña, repaso con ustedes su significado. El anillo 1 es el ocular, el 2 el oral, el 3 el cervical, el 4 el torácico, el 5 el diafragmático, el 6 el abdominal y el 7 el pélvico. Miren ahora lo que dio la medición de Susana, cuyos valores están expresados en microàmperes:
¿ Se advierte que Susana estaba bajo los efectos de una gran emoción (145 en el anillo 4, el torácico, el del corazón) que no podía resolver, lo cual restaba energía al sexto y séptimo anillos (abdominal y pélvico) donde el embrión se desarrollaba a vertiginosa velocidad en este momento de su vida? ¡ Cincuenta microàmperes en el anillo abdominal durante un embarazo es casi nada de energía ! No hace falta tener conocimientos avanzados de psicología para darse cuenta de que los vómitos de Susana equivalían a un intento de abortar por la boca, suceso amplificado por la anorexia y la pérdida de peso. Entendí un poco más cuando me contó que tenía horribles pesadillas en las que su hija de cinco años se moría, de manera que para Susana en un nivel muy profundo e inconsciente, ¡ la aparición de su segundo hijo se conectaba con la muerte del primero! Más allá de las razones de este profundo sentimiento se comprende perfectamente la razón de los vómitos: estos eran funcionales al intento de interrumpir el embarazo, lo cual la sumía en una terrible angustia porque para una madre es imposible elegir la muerte de uno de sus hijos. Esta opción es absolutamente contra natura y no puede ejercerse, lo cual se manifiesta por una parálisis casi absoluta. A mí me tocó entender esto y a ella recibir mi preocupación, que percibió sin dificultad, lo cual (según me dijo) aumentó la suya. En ese momento todavía no había advertido la razón última de los vómitos, de manera que me limité a contar lo que daba la medición, pero parece que mi expresión era lo suficientemente sombría y preocupada. De golpe me encontré en la situación de tener dos pacientes, una de las cuales me preocupaba pero “el otro”, el que no conocía, me producía una fuerte sensación de angustia porque presentía que su vida pendía de un hilo. Fue un momento muy difícil: era necesario tomar una decisión rápida y efectiva para que mi paciente desconocido tuviera chance de sobrevivir o vivir mejor. Antes de contar qué hice y cómo resultó cabe hacer una aclaración. Habitualmente estos cuadros pueden evolucionar de tres maneras: franco empeoramiento con aborto “espontáneo”, paliativo farmacológico mirando ansiosamente el calendario (a los tres meses los vómitos tienden a disminuir), o desaparición del síntoma a través de una resolución del conflicto de base. Tal vez la peor solución sea la segunda porque no se sabe en qué condiciones queda el embrión, pero es casi imposible que no se vea afectado (muchas veces severamente) por el resto de su vida, respondiendo a la implacable lógica que relaciona el momento de la situación agresiva con las consecuencias que ésta acarrea en los procesos de formación, maduración y crecimiento. Mi decisión fue trabajar con agujas en los puntos ubicados en las orejas para actuar sobre los síntomas y ubicar un pequeño acumulador de energía sobre el punto 12 del meridiano de Vaso Concepción (¡ así se llama, justamente !) para paliar el déficit energético en la región más crítica. Este acumulador de energía orgón, de forma cuadrada y sólo 3 centímetros de lado, fue ubicado en el 12 VC (en la línea media, a mitad de camino entre el ombligo y el extremo del esternón) con la indicación de ser utilizado entre 8 y 10 horas diarias. Afortunadamente las cosas funcionaron bien: en cuatro días la mejoría era muy notoria, tanto a nivel emocional como biológico. Los vómitos fueron disminuyendo en intensidad y frecuencia, desapareció la necesidad de los inyectables, Susana pudo empezar a alimentarse adecuadamente y la primera expresión aterrada, angustiada y distante dio paso a otra mucho más relajada, conectada y sonriente. Ahora sí parecía estar delante de una madre en su segundo mes de embarazo. A los pocos días llegó la confirmación de la mejoría al tiempo que la seguridad de haber entendido el origen de la situación: Susana me contó haber tenido la fuerte sensación de que “ya hay espacio para dos”. ¡El asunto se aclaraba definitivamente, ya no había dudas sobre la génesis de nuestra historia ! A los pocos días de esta reveladora aclaración volví a medir los puntos de los anillos. Ahora daban los siguientes valores: La diferencia es notoria y refleja la evolución de nuestras dos pacientes. ¿ Por qué dos pacientes ? Porque después de todo esto hubo un examen genético donde todo lo que se verifica en este tipo de estudio dio bien, pero además se informó que el sexo es femenino. Ahora estoy muerto de curiosidad por saber cómo es, pero para eso habrá que esperar unos meses... 4. Julia, la paloma y el acumuladorHace más de dos meses Julia andaba en
bicicleta alrededor de la manzana y yo la corría como podía, con la incógnita
de no saber qué cosas podían suceder cuando la perdía de vista, en alguna
esquina. En una de ellas me apuré para alcanzarla y casi nos chocamos porque me
la encontré parada y al lado de la bici, mirando una paloma que estaba apoyada
contra un árbol. “¿Está enfermita?”, me preguntó con esa mirada entre
inocente y límpida. “Sí, debe estar muy enfermita” le contesté ante la evidencia de un pájaro que no vuela y está acurrucado contra un árbol. Julia olvidó la bicicleta, levantó a la paloma y comenzó a acunarla suavemente, casi como durmiendo a un bebé. La escena era muy enternecedora: las dos juntas eran postal y media; no se podía interrumpir tan fácilmente esa relación. Casi sin dudar le dije: “¿Querés que la llevemos a casa?” y ella contestó sin palabras, con una sonrisa ancha y clarísimos movimientos afirmativos de la cabeza. La dejamos en el pequeño jardín para observarla, pero había poco para ver porque la paloma parecía más muerta que viva: apenas se movía y cuando lo hacía sus movimientos eran difíciles, casi reptantes. Tenía el buche muy hinchado y la cabeza se le iba sola para un costado, al tiempo que el ala derecha parecía lastimada. Sin duda la paloma se estaba muriendo. Al día siguiente Julia y Gladys -la muchacha que mucho la cuida- la llevaron a una veterinaria muy cercana al lugar del hallazgo. Como la facultativa que la vio opinó que se trataba de una infección, recetó un antibiótico pero dijo que no veía muchas posibilidades de salvarla. Y allí comenzó la otra parte de la historia. Al día siguiente Julia, la Paloma y yo nos vinimos al consultorio dispuestos a hacer lo que se pudiera. Considerando la situación como una emergencia, la nueva paciente recibió 15 minutos de Dor-buster dirigido al pecho y la cabeza. Luego nos fuimos a la plaza, pero dejamos a la paloma en una caja de zapatos con un acumulador de energía orgón adosado a la caja y dirigido hacia su cuerpo. Cuando volvimos a la media hora, preocupados por nuestra paciente, nos encontramos con la primera sorpresa: la paloma, que había quedado acurrucada e inmóvil en la caja cuando la dejamos ¡ahora estaba a dos metros, en el medio de la alfombra! Esto ya era muy significativo y permitía tener esperanzas, de manera que encerramos a nuestra callada amiga en un baño y nos fuimos a dormir. A la mañana repetí la misma ceremonia con el Dor-buster, pero interrumpí el tratamiento a los 12 minutos, al advertir que la paloma aumentaba excesivamente su ritmo respiratorio. Volví a colocar el acumulador enfrente, a unos 15 centímetros, y a la media hora la visitamos otra vez para encontrarnos con otra sorpresa: ¡ahora la paloma había recorrido los quince centímetros para quedarse muy instalada en la misma boca del acumulador! Durante ocho días más fueron registrándose pequeños pero llamativos cambios: el ave había vuelto al pequeño jardín, había empezado a alimentarse desde el tercer día y el acumulador yacía a un costado, de manera que con pequeños movimientos podía acercarse o evitarlo. Pues bien, nuestra amiga no sólo se acercaba a él varias veces en el día, ¡también se metía totalmente adentro del acumulador para dormir! Tenía un comportamiento muy claro respecto del acumulador de orgón: se retiraba de él periódicamente sin que nadie hiciera nada. Es cierto que Julita la acosaba con su cariño, pero no podía inducirla a meterse en el acumulador o a retirarse, cuestiones que nuestra paciente decidía con entera libertad. La interpretación es sencilla: se metía cuando necesitaba cargarse de energía, y se retiraba al sentir síntomas de sobrecarga, tal cual ocurre con los humanos. A partir del décimo día comenzó a caminar, cada vez más tiempo y con mayor seguridad. A las dos semanas casi corría, el buche había disminuido claramente su tamaño y ya empezaba a mover las alas. Se fue volando al día dieciocho de su estadía o internación. No la vimos más, pero Julia y yo nos miramos con esa alegría de grandes triunfadores cuando nos enteramos del acontecimiento por Gladys, que la había visto volar hasta el techo y desaparecer en el cielo. El día anterior había llegado un hermoso cachorro de Labrador y Julia estaba totalmente enamorada de él. ¿Habrá influido esta novedad para que la paloma decidiera terminar con su internación? Nunca lo sabremos, aunque esta historia es inolvidable para Julia y para mí pero especialmente para la Paloma, que tal vez ande contándola a sus amigas, en esas tardes que comparten en las cornisas, entre descansos y digestiones apuradas. Me gustaría que pasara a saludarnos cualquier día, ninguno en especial.5. Marta y su colon nerviosoA sus 35 años, Marta ha logrado una buena colección de síntomas y disfunciones de variado pelaje. El motivo principal de consulta es el famoso colon irritable, de extensa divulgación y merecido prestigio…por lo insoportable y molesto. Consiste en una variedad de colitis, y por lo tanto de inflamación del colon o intestino grueso. No se entiende bien por qué razón en estas latitudes colitis equivale a diarrea, ya que esta apreciación no es correcta. El término equivale a una inflamación del colon, y cuando éste se encuentra inflamado puede reaccionar tanto con diarrea como con estreñimiento. Es la famosa historia de las funciones dis-reguladas, y por lo tanto capaces de oscilar funcionalmente de su extremo hiper a su extremo hipo como ocurre con la hipertensión/hipotensión o con la hiperglucemia/hipoglucemia. Aquí sucede algo parecido: quien padece de colon irritable puede oscilar entre la diarrea y el estreñimiento. Y soportar terribles y dolorosos episodios de cólicos intestinales, que son cualquier cosa menos placenteros. Y ésta es la situación de Marta, quien tiene colon irritable desde hace diez años, pero con historia de estreñimiento desde la infancia. También me contó que tiene problemas con el sueño, dolor de cabeza y contracturas musculares a repetición, en parte gatilladas por cuestiones laborales. Marta sufrió de enuresis hasta los once años y tuvo gruesas alteraciones de la ritmicidad menstrual desde la menarca hasta su embarazo. Luego del parto comenzó a menstruar cada 30 o 35 días, experiencia que le era desconocida. También tiene variables estados de rinitis durante el día. Su padre ha sido operado hace varios años por un cáncer intestinal y es depresivo. Su madre tiene cálculos en la vesícula biliar y es predominantemente ansiosa. Me trajo unos estudios donde podía verificarse la existencia de un colon muy espasmódico y con incipiente diverticulosis, pero no había lesiones en el esófago y en el estómago, así como tampoco reflujo esofágico o hernia hiatal. Se hizo esta investigación debido a que los síntomas de Marta cubrían todo el abdomen y no sólo su mitad inferior. Es interesante echar un vistazo a la medición de sus siete anillos, recordando que la numeración designa con el número 6 al anillo abdominal (por encima del ombligo) y con el 7 al anillo pélvico (por debajo del ombligo)
Las cifras son por demás elocuentes acerca de la relación funcional entre síntomas y energía: cae abruptamente en el abdomen y en la pelvis. Esta medición fue hecha al comienzo del tratamiento y funcionó como confirmación y guía acerca de la orientación terapéutica. Es bueno aclarar que Marta tenía un régimen de comidas sumamente estricto y que sus dolores abdominales eran casi constantes, sólo variaba la intensidad según actividad física, alimentación y emociones en danza. La línea de tratamiento respetó la dieta, ya que nadie mejor que una persona afectada en algún nivel del aparato digestivo sabe lo que le conviene comer y lo que no. Opté por utilizar alternadamente puntos en la oreja, en la región frontal (craneopuntura) y en la zona abdominal combinados con puntos afines en las piernas. Trabajé algunas veces con el Dor-buster (extractor de energía) y le indiqué la utilización diaria de un acumulador de energía en el punto 6VC, debajo del ombligo. Y pasaron muchas cosas interesantes. La primera fue que Marta experimentó el deseo de cambiar su aburrimiento gastronómico por comidas más divertidas, lo cual misteriosamente no la empeoró. Luego empezó a mejorar de su dolor abdominal, lo cual le permitió jugar con su hijo con mayor libertad. Después de la tercera aplicación (la primera con puntos en la región del abdomen y electroestimulación con electrodos acoplados a las agujas) necesitó dormir una impensada siesta de tres horas luego de haber experimentado una profunda relajación. A partir de allí mejoró notoriamente su estado general aunque la mejoría digestiva fue menor y se adelantó la menstruación. Luego hubo un período de duro combate que duró dos meses, en los que la sintomatología de colon mejoraba y empeoraba. Ese tiempo nos sirvió para descubrir que la mejor técnica para tratar a Marta consistía en utilizar los puntos abdominales con estimulación eléctrica. También utilicé con éxito la inyección de medicación homeopática en puntos de acupuntura, una técnica sumamente prometedora. La mejoría de Marta a nivel digestivo ha sido muy notoria en los últimos dos meses: los cólicos son muy esporádicos, responden a situaciones puntuales y duran menos tiempo. También ha mejorado bastante la relación diarrea/estreñimiento, que tiende a normalizarse. Y su estado general, expresado en “disponibilidad energética”, ha cambiado drásticamente. Pero hace poco tuvo un fuerte episodio tipo tortícolis, una contractura cervical tan aguda que prácticamente la inmovilizó. Este cuadro persistió un tiempo, pero a partir de allí la mejoría digestiva se aceleró y profundizó. ¡Y cuando comenzó la mejoría en el cuello y la espalda, hubo un pequeño retroceso digestivo! Ahora la evolución global sigue siendo buena y Marta cambia la pesadilla abdominal por todas las contracturas del mundo, pero su historia confirma la decisiva importancia de encontrar la mejor técnica posible para cada persona (hay muchas) y de esperar con paciencia el establecimiento de una buena circulación energética preparándose para la inevitable transición, expresada en la aparición de otros síntomas. Hasta lograr una situación de equilibrio acompañada por una sensación de bienestar es necesario recorrer un camino, que tiene estrecha relación con la historia personal y por lo general valida la ley de Hering: una persona se cura de arriba hacia abajo, de la profundidad a la superficie y desde el presente al pasado. Lo cual implica que cuando un proceso terapéutico se encuentra en la dirección correcta volverán a presentarse síntomas y problemáticas del pasado, aunque ahora sin instalarse tanto tiempo. Exactamente esto ocurrió con Marta, que había sufrido este tipo de contractura muscular bastante tiempo antes de comenzar con su colitis. La vida se cansa de darnos sorpresas… Y una de ellas es que nuestra paciente dice “amo al acumulador”, que ha empezado a utilizar en otros sitios del abdomen hasta encontrar el mejor lugar para su necesidad personal. Pero también la última medición de sus anillos, que expresa el cambio experimentado desde el comienzo del tratamiento:
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Anillo |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
Valor |
145 |
155 |
120 |
55 |
115 |
120 |
100 |
Desviación |
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+9 |
|
-31 |
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El estudio funcional de órganos y sistemas por medio del Dermatrón (Electroacupuntura Alemana) proporcionó información acerca de alteraciones de variada importancia, y en los siguientes sistemas:
Sistema Nervioso Neurovegetativo (Simpático/ parasimpático). | |
Aparato Digestivo: Duodeno, Ileon, Yeyuno (corresponden al Intestino Delgado), Sigmoides (Intestino Grueso) y Conducto Hepático (sistema biliar). | |
Riñón derecho (irritación de la pelvis renal: comienzo de la vía urinaria). | |
Pulmón derecho (inflamación del bronquio y contracción de los bronquiolos) |
El tratamiento comenzó con acupuntura para mejorar el equilibrio de la energía, la utilización de un acumulador de orgón para elevarla y una dieta de La Escoba Metereta para desintoxicar.
Este “paquete terapéutico” logró producir con bastante rapidez cambios emocionales y energéticos, pero apareció con nitidez el bloqueo respiratorio en el diafragma (casi inevitable cuando la energía del anillo torácico se encuentra baja) y también aumentó la ansiedad. La primera vez que ubiqué el Dor-buster en el punto del diafragma (15VC) apareció durante la aplicación “un mundo de colores y situaciones”.
Luego comenzó a destacarse también el dolor en los pulgares, típico de “efecto pantalla” cuando la energía empieza a moverse, junto con el bloqueo respiratorio (respiración “corta”)
Entonces modifiqué un poco el esquema de puntos y comencé con cráneopuntura, ubicando todas las agujas en la región frontal, al tiempo que seguía trabajando con el Dor-buster en el punto del diafragma, en sesiones de frecuencia semanal.
Se sucedieron una serie de interesantes fenómenos con el correr de las aplicaciones: dolores en la zona del tumor mamario (que cesaron), junto con mejorías en su estado de ánimo y la sensación de un “movimiento” interior que Alicia sentía como positivo.
La insistencia en la misma metodología provocó reacciones post-aplicación que parecían seguir un patrón uniforme: cansancio, cefalea, negativismo, ira y tristeza el mismo día de su visita al consultorio, con mejoría al siguiente: mayor claridad para ver “las cosas de la vida” y disminución del bloqueo respiratorio.
Aproximadamente a los tres meses de tratamiento, hubo una clara mejoría emocional y respiratoria, y también reapareció el deseo sexual, que estaba adormecido. Estos dos asuntos deben relacionarse energéticamente: el bloqueo respiratorio siempre va acompañado (en mayor o menor medida y de acuerdo a la estructuración caracterial) con una disminución del deseo y la actividad sexual.
Al descomprimir el diafragma, la energía se distribuye más equilibradamente por encima (tórax, respiración, sentimiento) y por abajo (abdomen, pelvis, sexualidad). Ahora el objetivo del tratamiento es consolidar este cambio y avanzar en temas pendientes como el dolor en ambos pulgares, expresión de cansancio y dificultad para actuar modificando el mundo real donde nos toca vivir.
Otra historia es la de Amadeo, que tiene cerca de los 80 años y una historia de rino-sinusitis y bronquitis crónica que en los últimos años habían mejorado mucho. El problema es que volvieron a manifestarse y ocasionaron un cuadro de epistaxis (hemorragia nasal), provocado por la gran irritación de la mucosa nasal. El objetivo de contar este problema de Amadeo es volver a mencionar la gran eficacia de la moxibustión, el método de calentar los puntos de acupuntura.
Por ahora vamos a prescindir de otras explicaciones; basta decir que este método suele producir respuestas rápidas y sorprendentes cuando se utiliza en situaciones de “frío”.
Una o dos aplicaciones de calor generado por una pequeña lamparita eléctrica en contacto con puntos locales (alrededor de la nariz) y a distancia (en las manos, entre índice y pulgar, el 4 de Intestino Grueso) fueron suficientes para mejorar el trofismo de la mucosa nasal y terminar con la molesta hemorragia.
Cuando Mariana se sentó delante mío y empezó a contarme su historia,
sentí que lo hacía con la inocultable esperanza de escapar a su destino quirúrgico,
pero con el temor de estar signada para siempre a vivir entre cirujanos y quirófanos.
A los venticinco años los últimos dos habían sido una serie de treguas entre
diversas operaciones, y ahora disfrutaba de un recreo que inevitablemente acabaría
cuando el próximo llamado volviera a instalarla entre anestesistas y luces
deslumbrantes.
Tenía
en su haber el extraño record de cinco operaciones en el lapso de dos años:
primero fue un quiste ovárico y apendicitis
(en el mismo momento y para no desperdiciar la ocasión), luego otra
por la herida quirúrgica que evolucionó mal y por último...¡tres
operaciones por fístula anal!
Ahora
la realidad indicaba que tenía otro quiste en el ovario derecho, aunque se
sospechaba también un absceso tubo-ovárico o una endometriosis. O sea: nadie
sabía muy bien qué le ocurría en la pelvis, pero seguramente tramaban
averiguarlo en el quirófano. Un increíble caso de contagio quirúrgico: una
operación llamaba a la otra de manera tortuosa, inevitable.
Mariana
había tenido alergia en
la piel durante la infancia, artritis
reumatoidea juvenil a los 14 años (se llama enfermedad de Still), gastritis
medicamentosa subsiguiente (la consecuencia de las recetas de los
reumatólogos suele desembocar en un gastroenterólogo) y discreta anemia
(tal vez por los medicamentos, también). Vivía cansada, signada por los
dolores y la pesadez durante tres de las cuatro semanas de su ciclo menstrual y
con “tendencia a querer salir, a explotar”. El panorama no era muy alentador
porque la mayor parte de su tiempo consistía en vivir soportando una pesada
carga en la pelvis y su necesidad de “salir o explotar” solamente se
liberaba (ilusoriamente) en un quirófano, abriendo el cuerpo para que “todo
saliera”. Podría decirse que Mariana había desarrollado una variedad de
orgasmo bastante exótica y poco satisfactoria.
Como
la medición de los puntos es fundamental en medicina
energética para investigar la energía y la funcionalidad de un paciente,
es eso lo que hice. Y aquí van los resultados, aclarando que en la web hay
mucha información sobre el fundamento, la práctica y los resultados de la
medición de los puntos de acupuntura con aparatos electrónicos, que de eso se
trata. Primero va la medición de los meridianos principales, 24 puntos:
|
Mariana |
Grupo
control |
Promedio |
95 |
99 |
Variación |
20 |
15 |
Yin
/ Yang |
1,28 |
1,04 |
Manos
/ Pies |
1,27 |
1,02 |
En
la tabla se comparan los resultados de Mariana con los del mismo grupo de sexo y
edad. El Promedio significa la cantidad de
energía, la Variación indica el
equilibrio de la energía (cuanto más baja la cifra, mayor el equilibrio),
la relación entre Yin y Yang es una constante importante en acupuntura tradicional
(el valor perfecto es 1, la unidad), la relación entre Manos
/ Pies implica el equilibrio entre la energía de “arriba”
(Manos) y la de “abajo” (Pies) y también da 1 cuando ese equilibrio es
ideal. Rápidamente podemos ver que Mariana tenía la energía más baja y más
desequilibrada que el grupo control.
Ahora
veamos como se distribuía la energía en los anillos reichianos, que son
siete (ocular, oral, cervical, torácico, diafragmático, abdominal y pélvico),
otro importante indicador clínico:
El
gráfico permite ver claramente la distribución de la energía en Mariana: alta
en los anillos superiores (ocular, oral, cervical), media en tórax y
diafragma (esta configuración es típica de bloqueo diafragmático) y
baja en abdomen y pelvis (el territorio crítico).
Con
otro sistema de medición de puntos, el de la electroacupuntura alemana, podían
observarse valores desviados en los puntos del
neurovegetativo, glándula hipófisis y en los del aparato genital.
Este daba valores de tipo inflamatorio, aquellos cifras que indicaban fuerte
estrés del sistema nervioso neurovegetativo (simpático / parasimpático)
repercutiendo sobre los ovarios a través de la hipófisis.
El
tratamiento comenzó con aplicaciones
semanales de acupuntura
para equilibrar la energía (a veces en las orejas, otras veces en las manos y
los pies con electroestimulación), un acumulador
de energía utilizado durante seis horas diarias ubicado debajo del
ombligo (para aumentar la carga energética global y estimular la zona crítica),
una adecuada combinación homeopática
para tratar las disfunciones endocrino-genitales y la aplicación del dor-buster
(extractor de energía) en el entrecejo durante las sesiones de acupuntura, de
unos veinte a veinticinco minutos de duración. También se indicó una dieta de
desintoxicación para
mejorar la “ecología interna” y facilitar el efecto de la acupuntura y la
homeopatía.
A
las tres semanas, Mariana tuvo una menstruación con febrícula, dolor y
percepción de latidos en la región ovárica derecha. A la semana siguiente
comenzó a sentirse mejor y a experimentar la sensación de que “algo se abre
y quiere comunicarse”. Durante las semanas siguientes pasaron muchas cosas:
rechazó una propuesta de tratamiento hormonal (ginecóloga), tuvo un extraño
resfrío que duró cinco días (manifestación habitual de movimiento energético),
alternó sensaciones agradables y desagradables, el abdomen tuvo inusuales
momentos de paz, apareció dolor de cabeza (que también se fue) y comenzó a
experimentar una fuerte necesidad de demostrar su fertilidad. A
los tres meses, el ciclo menstrual dejó de ser una tortura para transformarse
en un acontecimiento normal. Mariana se sentía extraña y hasta
temerosa con su bienestar, que le parecía tan lejano. En todo momento sintió
que su cambio era muy profundo y excedía con creces a una simple mejoría en
los síntomas.
Su
experiencia con el dor-buster fue decisiva, tanto que tuvo la espontánea
necesidad de contarla por escrito, y puede consultarse en “Experiencias con el
Dor-buster” del capítulo Investigaciones de la web. Vale la pena leer el
relato de Mariana, más allá de todas las explicaciones técnicas acerca de
este instrumento de la orgonomía aplicado a un punto de acupuntura.
Es
interesante ver las nuevas mediciones de Mariana
obtenidas a los cuatro meses de iniciado el tratamiento, y
compararlas con las primeras:
|
Mariana
(1) |
Grupo
control |
Mariana
(2) |
Promedio |
95 |
99 |
111 |
Variación |
20 |
15 |
14 |
Yin
/ Yang |
1,28 |
1,04 |
1,12 |
Manos
/ Pies |
1,27 |
1,02 |
1,18 |
Puede
verse que el nivel de energía ha
aumentado y se encuentra mejor distribuida en los tres parámetros. La
medición de la electroacupuntura mostró una mejoría del neurovegetativo y la
hipófisis, así como normalización del aparato genital.
La
energía, estudiada con los aparatos de medición, muestra los mismos signos de
recuperación que la evolución clínica.
Mariana
dejó de ser “la quirúrgica” para intentar la aventura de vivir su potencia
y su fertilidad, esa que parecía imposible y lejana.