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Los acumuladores de energía orgón Revitalización y Envejecimiento
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Las funciones 3. Los cinco movimientosLa teoría de la medicina tradicional china para explicar la existencia de un sistema autorregulado -como es el caso de los seres vivos- reposa en dos principios: el Yin-Yang y los cinco movimientos. El primero de ellos encuadra perfectamente en lo que matemáticamente se llama condición de polaridad y sabemos que tal condición tiene validez general en cuanto a los procesos naturales. Interesará saber, también, que el médico francés Coure-Payen junto con un matemático, realizó un excelente trabajo acerca de estos dos principios teóricos y su relación con las matemáticas. El autor de La nueva vieja medicina, Vilhelm Schjelderup, nos refiere estos hallazgos (pag. 88): “Coure-Payen había tratado de resolver matemáticamente un modelo abstracto que sirviera como base conceptual bien definida para la medicina funcional, es decir: la comprensión de aquellas enfermedades producidas por disfunciones de diferentes órganos del cuerpo. Suponía que el organismo tiene un sistema autorregulador que de manera óptima es capaz de resistir las influencias que amenazan con perturbar su equilibrio. Más tarde pensó que cada función del organismo podía cambiarse de forma positiva y negativa, usando una polaridad matemática que corresponde a la ley china del Yin y del Yang. Más tarde, el análisis matemático y lógico de este problema probado con datos actuales, dio como resultado que el sistema más simple que satisfacía estas condiciones era la existencia de cinco funciones primarias diferentes, en interacción matemática unas con otras, de manera que se comprobó un completo acuerdo con la antigua ley china de los cinco elementos. Como dije anteriormente, esta ley tiene que ser entendida como una clase de relación matemática, y este estudio francés indica que esta antigua relación es consistente cuando se la traduce a la lógica del razonamiento matemático moderno. En su artículo, Coure-Payen informa que su modelo implica cierta clase de sistema holístico de control en el cuerpo. Sin embargo, los requisitos de este sistema no estarían satisfechos por el sistema nervioso porque la velocidad de los impulsos nerviosos a lo largo de los nervios es demasiado lenta. En su discusión del problema, Coure-Payen sugiere la posibilidad de corrientes eléctricas que siguen canales especiales de los fluidos corporales, donde condiciones electrolíticas crean el potencial eléctrico.” Es evidente que la “corriente eléctrica” es la energía orgón o vital, y los “canales especiales” son los meridianos que describe la acupuntura. Pero no es nuestro tema, por ahora. Hablábamos de la necesidad de funciones interrelacionadas para manejar la integridad de un sistema vivo autorregulado, y también que la descripción china de cinco funciones básicas cumple los requisitos matemáticos de simplicidad y eficacia. También el tema de las relaciones entre los movimientos de la energía se examinará más adelante, pero ahora nos interesa saber en qué consisten estos cinco movimientos. Y esto es lo mismo que profundizar en las operaciones de la energía, que según esta interpretación, son básicamente cinco. ¿Para adónde y cómo se mueve la energía? Según la cuidadosa observación de los naturalistas chinos de la antigüedad, los movimientos básicos son:
Ahora veremos cómo estos movimientos se relacionaron analógicamente y, tras siglos de observación y corroboración, lograron vincularse con la naturaleza y el organismo humano. Es necesario advertir que estas vinculaciones no son mágicas ni arbitrarias: se corresponden con la esencia del movimiento energético en cuestión, tal cual han sido mencionados.
Estas analogías son materia fértil para profundizar, pero a simple vista resalta que en los movimientos descriptos no se establecen diferencias entre el campo de lo físico-biológico y el campo de la vida psico-emocional. Esto significa que los vínculos y las resonancias entre los distintos estamentos de la realidad no pasan por cuestiones de estructura material, sino por la cualidad del movimiento energético que poseen, por su predominancia. Para disipar dudas acerca del significado y legitimidad de estas analogías, es importante decir que su procedencia no está vinculada con sistemas de construcción de símbolos o mitos. El viejo taoismo es tan funcional y apegado a la racionalidad como la moderna orgonomía: ambos creen de verdad en la racionalidad de la realidad y en la capacidad del hombre para advertirla, ambos son radicales, odian el espíritu light y observan pacientemente para que el objeto de estudio se devele, se manifieste. El taoismo ha desarrollado la primera visión dialéctica de los fenómenos, anticipándose en mucho a Hegel y Marx. Aquí hay mucho, muchísimo trabajo de observación y corroboración de datos, con el objetivo de que las verdades del funcionamiento natural aparezcan sin disfraces mentirosos ni prejuicios ideológicos, que filtran la información para orientarla a fin de contentar a los poderosos. Ni el taoismo ni la orgonomía se han desarrollado gracias a su vinculación con el poder, más bien han sido sus enemigos y poseen una llama revolucionaria que no cesa. También comparten la necesidad de que el investigador se encuentre lo más sano posible (con poca coraza), ya que la armonía entre sus emociones y su intelecto es clave para advertir la trama de la vida (sintonizar o no con el “mensaje” de la realidad). Tanto uno como el otro han renunciado a la fácil perturbación del misticismo, a esa simulación de verdad que implica hacerse el profeta, perder la mirada en el horizonte y emitir aseveraciones dogmáticas que deben ser ciegamente admitidas por sus seguidores aunque contengan disparates sin sentido. Esto contrasta notoriamente con las banales acusaciones de “magia” acerca del método que manejan los buenos y honestos practicantes de ambas ciencias. Es claro que cualquier encuadre metodológico diferente o factible de hacer entrar en contradicción al sistema de valoraciones que se posee, es visualizado como peligroso y, por lo tanto, excluido de toda posibilidad “científica”. Juzgar de esta manera el prodigioso conocimiento alcanzado por la cultura china en general y su medicina en particular, sólo es índice de profunda ignorancia y acabada demostración de superficialidad. Más fácil que interrogarse acerca de la veracidad de las leyes del Yin / Yang y de los cinco movimientos, es suponer que la acupuntura es un sistema mágico o la manipulación mecanicista de una serie de botones (los puntos de acupuntura), apto para eliminar o mitigar algún dolor. Con la misma y desdichada intención puede consultarse el Y Ching, sin advertir que, más que un libro de “adivinación”, se trata de una formidable traducción literaria de los movimientos básicos de la energía y sus cambios posibles. Cada capítulo del Y Ching es como un holograma de la realidad entera, y de la verdad que contiene la realidad. Por eso, sus comentarios aportarán una buena dosis de sabiduría cualquiera sea el mecanismo para consultarlo: abrirlo al azar o tirar monedas es absolutamente lo mismo. Ahora trataremos de profundizar en cada uno de los movimientos de la energía, pero antes de hacerlo me parece importante resaltar otra coincidencia importante entre el taoismo chino y la orgonomía reichiana: ambos están profundamente comprometidos con la conservación de la vida y la felicidad humana. No son ciencias que intentan comprender la realidad por la simple necesidad “intelectual” de investigar y, simplemente, acumular información. Ambas
están profundamente comprometidas con el mejoramiento de la condición humana
y, por lo tanto, utilizan la información para lograr el conocimiento y
éste
para acceder a la sabiduría. No hay nada más práctico que una buena teoría.
Pero un conocimiento que no produce sabiduría práctica es
estéril, aunque
parezca fascinante. La ciencia y la tecnología modernas están atrapadas en un
dilema de hierro: se desarrollan en función de las necesidades del poder económico
y político, y su aporte al conocimiento es cada vez más fragmentado y apartado
de una cabal comprensión sintética de los fenómenos, lo cual las alejan
vertiginosamente de la sabiduría, que es un conocimiento profundo, simple y práctico.
O sea: un conocimiento poético de la vida, tal cual puede verificarse en el
Y
Ching. a
4. Síntesis de las cinco funciones básicas |