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Los acumuladores de energía orgón Revitalización y Envejecimiento
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Un viaje por el país, el mundo y la medicina 8. De vuelta al pagoDurante los últimos dos años de la aventura en tierra mexicana -aquí los medios hablan del “país azteca” con esa combinación perfecta de liviandad e ignorancia que los caracteriza- me dediqué a trabajar intensamente con los sistemas de medición, el programa Diagnos y la incorporación de la homeopatía al arsenal terapéutico. Pero también puse en marcha los resultados de una investigación que llevó bastante tiempo y dedicación: un Cuestionario útil para el diagnóstico. Sucede que para hacer un buen diagnóstico en
acupuntura es sumamente importante averiguar cuáles son los ejes funcionales o
meridianos predominantemente afectados. Parte importante de la información es
proporcionada espontáneamente por el propio paciente cuando cuenta las razones
por las cuales consulta, y también por el informe del programa Diagnos. Pero
existen una serie de síntomas, aparentemente “dispersos”, cuya integración
permite investigar a las funciones básicas desde el punto de vista de la relación
entre estos síntomas y las afinidades personales. En esos últimos dos años también me convertí en un apasionado lector de los trabajos de Reich o, más bien, en un estudioso de su obra. Ahora sabía que “la cuestión de la energía” era años-luz más trascendente que lo que había supuesto cuando alguna oscura intuición me llevó a estudiar acupuntura y durante los primeros años de su práctica: en sus fundamentos residía una manera o estilo diferente de ver y vivir la vida, nada más y nada menos que otra cosmovisión.
No era sólo una buena idea para
desarrollar una medicina alternativa a la oficial, sino una mirada diferente en
los temas verdaderamente importantes de la existencia. A medida que profundizaba
en la teoría y en la práctica, esta suposición tomaba cada vez más cuerpo y
firmeza. Pero todavía me faltaba hacer una comprobación experimental, porque a
medida que leía, meditaba, estudiaba y soñaba, una pregunta se perfilaba hasta
hacerse protagónica: ¿cómo podía
introducir las propuestas de Reich en mi trabajo clínico y en la investigación
que lo acompañaba? Y expresado en otro estilo: ¿qué cambios necesitaban mi barquito y su derrotero para poder integrar las enseñanzas del maestro a quien no pude conocer en su vida oficial? La respuesta vendría durante los primeros años del regreso a Buenos Aires -mi ciudad natal-, y donde todavía no sé si recalé o, simplemente, me ha tocado encallar.sigue
a 9. Se vienen los tubos y otros sanitarios |